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Levante
2-1
Elche

Casadesús mantiene el hechizo en la fortaleza de Orriols

Javier Mínguez

Tarde de pasión en el Ciutat de València. Esa fortaleza, ese Abismo de Helm, en el que hasta en el partido más espeso de su morador, el Levante UD, a sus adversarios les es complicado conseguir algo positivo. El Elche fue uno de los que más cerca estuvo, aprovechando el desconcierto que reinó en el conjunto local durante la primera mitad, adelantándose muy pronto con gol de Nino. Pero Muñiz, excelente en el descanso, supo interpretar bien, aunque era algo que se pedía a gritos desde Orriols a Alboraia, y le dio profundidad al equipo con sus cambios, sobre todo con la entrada de Casadesús. El genio balear logró empatar y Juan Muñoz, en su día, anotaba el 2-1 en una segunda mitad con dos penaltis a favor de los granotas. Tocó sufrir más de la cuenta pero, hasta en el peor de sus días, la lucha es innegociable para el líder. Y el premio, sus 17 puntos de colchón en su pelea por el ascenso a Primera.

El conjunto granota saltó al terreno de juego con la torrija. Su adversario no tenía otra intención que montar dos líneas de cuatro en su campo para esperarle e intentar cazarle en un contragolpe pero si ni quiera hubo que probar la respuesta de la zaga granota a la velocidad de los extremos visitantes. El primer tanto, muy tempranero, llegó tras un error de los que hacía tiempo que no cometía la retaguardia levantinista: un balón colgado y, teóricamente, de poca dificultad, provocó una falta de entendimiento entre Raúl Fernández y Postigo, que en vez de despejar remató hacia su portería. El cancerbero acertó, pese a no esperárselo de ningún modo, a atajar el disparo de su compañero pero Nino, aprovechando el desconcierto, apareció para recoger la pelota y enviarla al fondo de las mallas.
Nino aprovechó la torrija adelantando al Elche en el minuto 2 y, tras el descanso, Muñiz demostró su personalidad y con dos cambios logró la necesidad que necesitaba el equipo con Casadesús y Montañés
Un inicio muy extraño de partido, sobre todo porque venía precedido de los festejos, huelga decirlo más en el entorno que en la plantilla, del año sin perder en el Ciutat de València. Aunque, si algo podía tener de positivo un gol tan madrugador, era tener 88 minutos por delante para enmendarlo. Sin embargo, no era el momento del Levante, al menos en una primera mitad en que no dio una a derechas. Y es que, hasta bien pasado el ecuador de este período inicial, el meta Juan Carlos no tuvo que preocuparse en exceso de los de Muñiz, que estrenaban '9', con el '14' en la espalda de Juan Muñoz. Quizá una espalda no lo suficientemente ancha para hacer olvidar a Roger aunque es más exacto decir que no es el mismo tipo de atacante y que estuvo bastante desasistido durante los primeros 45' minutos. La pelea, eso ya tiene menos que ver con el perfil de punta pero es que la brega del 'Pistolero' pocos la ponen sobre el tablero. Volviendo al tema, en el 27' Lerma aprovechó un rechace de la defensa franjiverde para probar suerte con un cañonazo pero Juan Carlos estaba bien colocado para despejar a córner.
El conjunto de Orriols lo intentaba pero el Elche tenía claro que, anulando a su pivote, anularía el 80% de su juego. El otro tanto por ciento lo tenía que poner por los flancos, algo que no podía poner Rubén desde la derecha y tampoco Jason a banda cambiada. En cambio, los de Toril sí que lograban hacer las cosas con sentido, bien comandados por Fabián y Dorca, que ganaban la partida en la zona ancha, y en tres cuartos de campo con Herviás y Borja Valle, que por momentos llevaban por la calle de la amargura a la zaga valenciana. Y Nino, claro, que quien tuvo retuvo aunque quizá su mejor aparición fue la del gol. Aun así, Postigo y Róber Pier, conforme avanzaba la manecilla del reloj, retomaban el control y las ocasiones visitantes se limitaron a dos tiros lejanos y bastante fofos de Borja Valle y Fabián.
Quedaba claro que el Levante, al que el Elche conforme se acercaba el final del primer tiempo le dejaba hacer aprovechando que los del medio no tenían su día, necesitaba profundidad tanto en la posición de '10' como por los costados. Muñiz no dudó en intervenir, en introducir a Víctor Casadesús para intentar obrar otro milagro como el día del Córdoba y también a Montañés. Y ambos le dieron la razón pues, nada más arrancar, le pusieron la daga en la garganta al Elche. Con el mallorquín sobre el campo, hasta Juan Muñoz parecía otro mientras que el extremo castellonense le metía una, o dos, velocidades más al juego de ataque granota. En éstas, en el 51', Borja Valle detuvo un disparo con la mano dentro del área de castigo, acción que precedió al 1-1. Casadesús plantó el esférico en el punto fatídico y Juan Carlos le adivinó el lanzamiento aunque no con tanta pericia como para blocar. En ese momento, el tiempo se detuvo y el atacante balear, moviéndose casi en diapositivas, la empujó con clase y de izquierdas al fondo de las mallas.

Desde el empate, el partido entró en otra dimensión y ninguno de los dos equipos acertaba a trenzar una jugada con la suficiente profundidad como para hacerse acreedor del gol. En el 68', el lateral Luis Pérez hacía la guerra por su cuenta para perfilarse hacia afuera y, de un zurdazo, probar fortuna pero Raúl estuvo atento para intervenir. Poco después, esta vez sí, el otro carrilero, Iriondo, provocó que a la gente se le helase la sangre en el Ciutat de València cuando se plantó ante el arquero bilbaíno y estrelló su chut en el lateral de la red. El encuentro amenazaba con escapársele de nuevo pero si Muñiz había metido en el campo a Casadesús era precisamente para mantener la calma y darle sentido a las cosas. El '18' se movía como pez en el agua, con ese ritmo suave y silencioso que perturba, al menos a la del Elche, a la zaga rival. En el 84', recibió la pelota en el vértice del área, recortó hacia afuera y fue derribado por Iriondo. Penalti. Esta vez el cuero lo recogió con personalidad Juan Muñoz, que no erró en el lanzamiento. A la izquierda, Juan Carlos a la derecha. Gol.
Un mazazo en toda regla para el Elche que, legítimamente, terminó el partido pensando que podría haber obtenido una mejor renta, no sólo el empate, quizá también pensaron en la victoria. Pero frente al líder, en su fortaleza inexpugnable, quizá hacer las cosas bien no sea suficiente. Hay que hacerlas rematadamente bien pues el Levante nunca se rinde. 62 puntos, 17 de renta respecto a su principal referencia, que es el tercero. Que empiece el último tercio del campeonato.

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