Es Noticia
Levante
1-0
Oviedo

Y por fin llegó... ¡¡¡la madre de todos los ascensos!!!

Javier Mínguez

Por fin llegó. El Levante UD logró el tan deseado, trabajado y merecido ascenso y jugará en la máxima categoría por duodécima temporada en sus más de 107 años de historia. Realmente, es un ascenso físico porque en los corazones de sus aficionados siempre ha sido un equipo de Primera División y como tal se ha mostrado a lo largo de estas 36 jornadas de una campaña que ha dominado de cabo a rabo. Y con el corazón, y no con la cabeza, remató Sergio Postigo para marcar el gol del triunfo, el del puñetazo azulgrana encima de la mesa, el del rugido de 19.000 gargantas que han vivido la hazaña del conjunto tan bien dirigido por Juan Ramón López Muñiz. No ha pasado ni un año de un fatídico 2 de mayo y, ahora sí, sin más cuentas, sin más cábalas, sin más calculadores, el Levante UD es de Primera División. Ahora toca celebrarlo.

Aseguró Muñiz en la previa del partido que su equipo se desmelenaría cuando el momento lo requiriese pero sin que el adversario le cogiese por ello en un renuncio. Sin embargo, los granotas arrancaron el duelo al 110%, yendo a la batalla en cada disputa y saliendo victorioso en casi todas ellas. El Levante UD no quería retrasar el ascenso a Primera División ni un minuto más allá de las 19:45 (más el añadido) y, por ello, metió la sexta marcha en búsqueda de la portería de Juan Carlos, que estuvo de diez en el primer tiempo, salvando a los de Hierro en mas de una ocasión de encajar gol. Empezando por el minuto 5, cuando respondió a un trallazo de Natxo Insa con una extensa estirada y desviando la pelota a saque de esquina.
Lo del Levante en el primer tramo del choque ya no eran oleadas, era un tsunami ofensivo y que empezaba a traducirse en ocasiones de gol, casi siempre volcando los ataques por la banda izquierda de un Morales que más que comandante quería graduarse como mariscal. En el 10', tras una jugada personal, centro al área y el esférico cayó en las botas de Pedro López, que ajustó el punto de mira para chutar cruzado aunque sacó un zaguero. Y, antes de que se consumiese la primera hora de juego, Toño, tras otra acción de Morales, centró medida hacia la posición de Roger que, en el corazón del área, quiso colocar con la cabeza en la escuadra pero el cuero se desvió más de la cuenta.
El Oviedo, hasta ese momento, se había limitado a contener las embestidas puesto que sacar la patita del tiesto le podría haber supuesto encajar y todo lo que fuese sumar era bueno para los asturianos. Una vez atisbó los primeros nervios en los locales por no adelantarse, el conjunto carbayón dio un paso al frente, también buscando el flanco izquierdo de su ataque, buscándole las cosquillas a Pedro López. Por ahí entró José Fernández en el 38, infiltrándose en la retaguardia azulgrana y soltando un zarpazo raso, ajustado al poste izquierdo de la meta levantinista, donde esperaba Raúl Fernández para atajar muy bien abajo. Poco después, llegaría una de las jugadas importantes del primer tiempo. Sergio Postigo, un especialista en estas lides, lanzó un balón largo hacia Roger que, con un gran movimiento de desmarque, se marchó de su par. El delantero, que parecía no creerse que partiese en posición legal, se quedo solo ante Juan Carlos, que le hizo la parada de Casillas a Robben en Sudáfrica. Para finalizar el período inicial, David Rocha pegó un trallazo arriba tras un saque de córner. Todo quedaba para la segunda mitad.
El equipo levantinista retornó más sereno al terreno de juego, de nuevo reclamando el control del juego aunque menos revolucionado de como terminó los primeros 45 minutos. Nada más arrancar, los de Muñiz reclamaron un claro penalti que no apreció Cordero Vega tras un agarrón de Lucas Torró a Chema tras un saque de falta lateral. Así impidió el centrocampista alicantino que el central granota adelantase a los suyos pero ya empezó a vislumbrarse el modo en que el Levante podía meterle mano al Oviedo: con los balones colgados al área, con la pizarra. Y, de este modo, en el 55', llegó el éxtasis. Campaña ejecutó de forma magistral un córner desde el perfil derecho y, desde atrás, entró como un avión Sergio Postigo para destrozar la pelota de un cabezazo hacia la red. Un gol merecido para un obrero del fútbol que merecía su cuota de protagonismo tras una gran temporada personal. La locura invadió el Ciutat y se apoderó del equipo.

Tras el golazo del madrileño, Muñiz apostó por meter físico en el centro del campo aunque con un guiño de personalidad, con la entrada de Casadesús por José Campaña. El mallorquín tardó en gozar de una oportunidad clarísima de hacer el 2-0 lo que le costó llegar desde la banda hasta el área: allí, tras otro saque de falta, Postigo peinó la pelota y el '18' remató a bocajarro pero Juan Carlos respondió con una parada espectacular. A partir de ahí, la batalla subió en intensidad, con mucha ritmo y en la que ambos equipos gozaron de ocasiones para anotar. En el 73', fue Lucas Torró el que chutó raso pero Raúl de nuevo intervino, mientras que Jason, instantes después, largaría un trallazo muy lejano ante el que Juan Carlos metió los puños para enviarla fuera.
La recta final del encuentro fue pedalear de riñón, fue coraje y no dejar escapar lo que con tanto esfuerzo, mérito y exhibición se había labrado el equipo valenciano a lo largo de todo el año. La afición coreaba 'Som, som, som de Primera División' y exigía 'invasión' (de campo)... y así fue. Finalmente, valió el gol de Postigo que rubricó la historia más grande jamás contada en el Ciutat de València. La historia de un equipo de Primera División.

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