La derrota más abultada de la 'era Muñiz'

Desde la llegada de Juan Ramón López Muñiz al banquillo del Levante UD, el conjunto de Orriols se ha convertido en un bloque sólido, difícil de batir y al que cuesta generar ocasiones y, por ende, goles. El técnico asturiano ha creado un ensamblaje que no acostumbra a ver este tipo de deslices, la contundente derrota en el Benito Villamarín supone un antecedente en su inmaculada trayectoria en el banquillo granota. La derrota más abultada hasta el momento, con él en el banquillo, fue por dos goles de diferencia. 

La primera derrota en Segunda División llegó en la jornada cinco, frente al Córdoba, por 1-0, una antes que la derrota de ayer que suponía la sexta jornada del campeonato. Antes había caído en Copa del Rey eliminado en penaltis por el Cádiz. Los partidos frente a Getafe, Alcorcón y Oviedo, caídos por 2-0 y todos como visitante, supusieron las derrotas más amplias del conjunto de Orriols la pasada campaña.
Una clara muestra de que en Primera División, las desconexiones y la falta de intensidad, producto del esfuerzo en las primeras jornadas, penaliza a cualquier equipo. Especialmente a un Levante que basa su éxito defensivo en una concentración máxima durante los 90 minutos de juego, con ayudas colectivas y buena intensidad física. En seis jornadas, sumado a lo conseguido la temporada pasada, el equipo ha dado muy pocos signos de debilidad en la larga travesía del campeonato de liga. Sin importar la categoría.
Una maquinaria perfectamente engrasada pero que, como todo en la vida, en ocasiones, falla. El pasado curso, en su particular homenaje por la categoría de plata, el equipo tuvo algunos despistes, especialmente fuera de casa, que supusieron un escollo anímico y numérico en el camino. Sin embargo, si algo demostró este equipo es que no varió la filosofía de trabajo y de juego; y los frutos se fueron cosechando a lo largo de la temporada. Poco a poco, día a día. Partido a partido.