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Muñiz: la crónica de una caída inevitable

Muñiz, flanqueado por Quico Catalán y Tito, durante el partido amistoso del Levante UD contra el Ufa ruso.
Javier Mínguez

Juan Ramón López Muñiz ya no pudo salir de la situación límite en la que personalmente se había metido después de que el Levante UD, tras empatar contra el Espanyol, acumulase 15 jornadas de Liga Santander sin conocer la victoria y que el equipo siga empatado con los puestos de descenso, a la espera de lo que sea capaz de hacer la UD Las Palmas contra el Celta este lunes en Balaídos. El asturiano ya había salvado anteriormente dos bolas de partido y la forma de perder contra los pericos, cometiendo los mismos errores que a lo largo de toda la temporada, terminaron condenando al técnico que ascendió a Primera División al Levante UD.

Salvado tras la heroica de Riazor

El Levante llegaba a Riazor tras acumular ocho jornadas seguidas sin ganar pero especialmente dolieron en el Consejo de Administración las tres derrotas seguidas contra el Barcelona (3-0) y, especialmente, el Celta en Orriols (0-1) y el Villarreal (2-1), con una imagen bastante triste en el Estadio de La Cerámica. Por ello, Muñiz llegó en el alambre a la visita al Deportivo de La Coruña y todo estaba listo para sentencia cuando el conjunto gallego, con un futbolista menos, llegaba al descanso con 2-0 en el marcador. Sin embargo, los dos goles de Ivi sacaron a flote a los granotas y su entrenador. En la directiva atisbaron que el equipo seguía vivo y que se revelaba contra su situación y así el gijonés salvó su primer match-ball.

El Consejo se reúne cinco horas... para hablar de fútbol

Después del empate en Riazor, la cúpula azulgrana se calmó con el empate contra el Real Madrid, subidos en la ola del subidón por la propia remontada frente a los blancos y por el 'efecto Pazzini'. El escándalo arbitral contra el Valencia también quitó los focos que estaban puestos sobre Muñiz aunque el técnico volvería a estar pronto en el disparadero, tras la ruinosa imagen ofrecida contra una Real Sociedad que le pasó por encima a un conjunto granota sin alma (3-0). Al día después del desastre de Anoeta, el Consejo de Administración se encerró durante cinco horas, en una reunión en la que Tito y Carmelo ofrecieron su informe, para "hablar de fútbol", en palabras de Quico Catalán.
Lo cierto es que tras la derrota contra los donostiarras hubo mucha presión por parte del Consejo para destituir a Muñiz pero se impuso el criterio del director deportivo y el presidente no quiso entrar en el terreno pantanoso de contradecir al de Benidorm. Los cabezas visibles del proyecto aseguraron que Muñiz era su entrenador pero, oficiosamente, le quedaban tres balas: la del Betis en el Ciutat, la del Alavés en Mendizorroza y, por último, la del Espanyol.

A la tercera fue la vencida

Tres balas que desperdició Muñiz puesto que, a la primera, el Levante volvió a dar un rendimiento paupérrimo contra el Betis, que ganó fácil en Orriols (0-2). A la siguiente jornada, los azulgranas mejoraron en Mendizorroza pero un error defensivo, otro más en la calamitosa temporada en este capítulo, hizo que el triunfo se quedase en Vitoria. Lo mismo pero al revés ha pasado en la visita del Espanyol al feudo granota. El Levante se adelantó de penalti y, llegando al tiempo de descuento, Baptistao aprovechó las facilidades defensivas para empatar. El Consejo tardó algo más de una hora en decidir la decapitación de su entrenador y darle las riendas a Paco López.
 

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