Que los 30 millones que el Bournemouth ha pasado por Jefferson Lerma responden al valor futbolístico del colombiano, eso nadie lo duda o al menos en el Levante UD. Era el único precio o lo mínimo que estaban dispuestos a aceptar en el Ciutat de València para desprenderse, como así sucedió, de su centrocampista internacional. La salida del cafetero se entrelazó en el tiempo con el fichaje de Raphael Dwamena y al final una tuvo mucho que ver con la otra para que ambas llegasen a buen puerto. Incluso cuando parecía que el aterrizaje del ghanés podía torcerse a última hora, el Levante UD pegó un último y curioso apretón aunque no precisamente al Zurich, sino al tercer club en discordia, el inglés. Una carambola final que provocó que todos los actores, equipos y futbolistas, terminasen contentos.
El conjunto granota presentó este lunes 13 de agosto a uno de sus últimos fichajes, Raphael Dwamena, un delantero al que el Levante lleva siguiendo desde hace meses y por el que peleó desde el final de la temporada pasada. Tito llevó una negociación que, inicialmente, se cerró con un acuerdo con el Zurich por el que el atacante llegaba a Orriols a cambio de 5,7 millones de euros. Luego surgió el interés del Bournemouth, con propiedad compartida con los suizos, por Jefferson Lerma pero el Levante se negó a aceptar los alrededor de 20 millones que ponían los ingleses por el colombiano y se rompió lo de Dwamena, por el que los helvéticos rompieron el preacuerdo para elevar su precio hasta los 10 millones. Por su parte, la dirección deportiva puso pie en pared y se negó a dar su visto bueno a la venta del cafetero.
Sin embargo, los acontecimientos empezaron a virar cuando los 'cherries' volvieron a la carga y pusieron 25 kilos encima de la mesa del Levante. Las ganas de Jefferson Lerma de marcharse y mejorar sus condiciones y el fuerte interés de los granotas en Dwamena pusieron las bases del reencuentro. Luego, cuando los ingleses subieron a 30 por el de El Cerrito, estaba todo a punto de caramelo. Pero el Zurich, que había tasado al ghanés en 10 millones, tuvo un último arranque de orgullo y dijo que el precio no serían 5,7 sino 6,2 millones.
Eran 500.000 euros más de lo pactado y una vuelta de tuerca que el negociador Tito no estaba dispuesto a soportar pero Quico Catalán quiso que el objetivo prioritario para el ataque llegase al Levante y dio un último empujón a la negociación. El presidente granota, cuando al acuerdo estaba cerrado en 30 fijos más el porcentaje de una venta, puso este cargo a la cuenta del Bournemouth, que aceptó pagar medio kilo más en objetivos fáciles de cumplir... justo la cifra que se pagó finalmente de más a los suizos. Por tanto, quien pagó el sobrecoste del nuevo delantero del equipo de Paco López se puede decir que no fue el Levante, sino los 'cherries'. Un traspaso entre cuentas, se puede decir, del dueño del conjunto inglés y el helvético.