El Levante UD se encuentra esta semana concentrado en el Parador Nacional de El Saler. Se trata de un marco incomparable donde los levantinistas se pueden abstraer del mundanal ruido y centrarse en la preparación tanto física como táctica para la temporada.
La concentración concluirá el próximo sábado con el primer amistoso de pretemporada. El rival será el Villarreal. Este partido servirá para completar el trabajo de toda la semana pero además, actuará como antesala de la segunda jornada liguera en la que ambos conjuntos se medirán en el Ciutat de València apenas un mes después, el viernes 23 de mayo.
En esta segunda fase de la preparación, los levantinistas están durante seis días concentrados y la pregunta que todo aficionado granota tiene es la que se refiere a cómo es la vida de los jugadores durante la concentración.
El despertador de los futbolistas suena a las 7.30 de la mañana. Entre las 8 y las 8.30 los jugadores bajan a desayunar, con tiempo suficiente para no tener ningún problema en la primera sesión de la mañana.
A las 9.30 de la mañana comienza el trabajo matutino sobre el campo de césped de las instalaciones. El equipo suele ejercitarse por un espacio de una hora u hora y media, dependiendo de la intensidad del trabajo de cada mañana.
Posteriormente, después de cada entrenamiento, los jugadores tienen un rato de tiempo libre. Algunos de ellos aprovechan para ir a la piscina anexa al campo de entrenamiento y otros simplemente descansan en sus habitaciones hasta la hora de la comida, a las 12.30 del mediodía.
Tras la siesta llega la merienda sobre las 17.00 horas y a las 18.30 vuelve el trabajo sobre el césped en la segunda sesión del día. Así son los horarios de los granotas a excepción de este miércoles, único día en que tan sólo hay programada una sesión matinal por lo que los jugadores disfrutarán de una apacible y merecida tarde de descanso.
Cada día, el equipo cena a las 20.15 de la tarde, unas dos horas y media antes de irse a dormir.