El Levante ha encontrado en la figura de Nikola Vukcevic algo que llevaba buscando mucho tiempo y que se ha resistido debido a un largo proceso de adaptación que ha tenido que experimentar el montenegrino.
Desde su llegada a la disciplina granota, Vukcevic siempre ha estado muy cuestionado al tratarse del fichaje más caro de la historia del club levantinista y por su bajo rendimiento.
Durante la temporada pasada su actuación estuvo muy por debajo de las expectativas generadas con su llegada y aunque de forma intermitente encadenó algunos partidos seguidos de forma aceptable, nunca llegó a consolidarse en el once titular de Paco López. Ahora parece que todo ha cambiado.
Con una temporada de experiencia a sus espaldas y con avances importantes en su dominio del castellano, el Montenegrino parece otro futbolista. Se ha asentado de forma incuestionable entre los titulares, de hecho ha sido de la partida en los cuatro partidos disputados hasta ahora y tan sólo ha sido sustituido cuando el Levante necesitaba de forma imperiosa volcarse en ataque en busca de un gol.
Vukcevic se ha convertido en el timón del equipo granota que tanto tiempo llevaba buscando el conjunto granota.
A la espera de que Nemanja Radoja alcance un buen nivel físico para poder volver a ser una opción, Vukcevic es, por el momento, la única pieza específica para esa zona del campo llamada a encarnar el equilibrio entre la defensa y el ataque levantinista.
El paso adelante que ha dado Vukcevic es evidente, no sólo en la influencia en el juego del equipo sino también en espíritu y actitud. El montenegrino se muestra con mucha personalidad y carácter sobre el terreno de juego. No da un balón por perdido y no rehúye ninguna batalla sin importar el rival que tenga enfrente ni el escenario y además, se ha convertido en toda una referencia tanto para su entrenador como para sus compañeros.