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La emotiva despedida del presidente de la Fundación 'Cent Anys' a Juan José Murria

Juan José Murria y Vicente Furió, presidente de la Fundación 'Cent Anys'. (Foto: Levante UD)
ElDesmarque

​Juan José Murria, presidente del Levante UD en los años ochenta falleció en Valencia en la tarde del miércoles. El expresidente granota estuvo durante casi dos décadas ligado de una manera u otra al club en diversos cargos de la entidad. Su presidencia llegó en 1984, en una época especialmente turbulenta, además de ser uno de los que en 2015 bloqueó la venta a Robert Sarver. Era un hombre querido en el levantinismo, y tanto el club como sus allegados mostraron ayer el pesar por su fallecimiento a través de un comunicado en la web oficial del club.

Pero las despedidas a Juan José Murria no acabaron ahí. Quedaba por salir a la luz una de las más emotivas, y es que Vicente Furió, presidente de la Fundación del Levante UD 'Cent Anys', todavía tenía mucho que decirle. Su carta de despedida es conmovedora, llena de palabras que se le dedican a un amigo.

En la carta de despedida, Furió se refiere a Murria como el presidente que salvó el Ciutat de València. Tras esto, empieza un relato en el que cuenta cómo, en 1985, el expresidente logró mantener el estadio que ha llegado a albergar los partidos del Levante en Europa, y que pronto vivirá un lavado de cara. Además, destaca el sentimiento granota que vivió desde pequeño, pues le vino de familia.

La carta de Vicente Furió a Juan José Murria

Juan José Murria (Valencia, 1944-2020). Presidente del Levante UD en la temporada 1984-85. Miembro de la Fundación del Levante UD ‘Cent Anys’, prácticamente desde su constitución en 2009. Arquitecto de profesión. Su decidida actuación junto al también expresidente Pedro Villarroel impide que el Levante UD pierda el Ciutat de Valencia.

El mes de abril de 1985 resulta dramático para el Levante UD. Las deudas ahogan a la entidad. Antonio Aragonés hace ya un tiempo que se ha visto obligado a dejar la presidencia en manos de Juan José Murria. El Levante UD mantiene, entre otras, una deuda con la Administración del Estado por valor de 24.777.074 pesetas (algo más de 148.000 euros) que corresponde al concepto de contribución urbana, tráfico de empresas y licencia fiscal. Hacienda quiere subastar el Ciutat de Valencia y el Ayuntamiento lo ve con buenos ojos. Es más, la subasta es fijada para el 18 de abril.

Murria, nada habitual en él, realiza unas duras declaraciones: acusa al Ayuntamiento de Valencia de querer quedarse con el patrimonio del Levante UD. Al mismo tiempo, solicita ayuda para paralizar un “despropósito”. El 16 de abril, en los bajos de la tribuna del Ciutat de Valencia, hay una masiva reunión de aficionados. El socio Vicente González Lizondo, entonces líder de Unión Valenciana, toma la palabra y articula un encendido discurso en favor del Levante UD. Reclama sensatez y margen de maniobra a la administración central y al Ayuntamiento. El ambiente está muy caldeado. Se propone organizar una manifestación contra el alcalde. Antonio Aragonés, en su condición de expresidente, llega a exclamar: “¡No tengo alcalde! ¡Os lo regalo!”.

Pedro Villarroel lleva días haciendo gestiones para encontrar 29 millones de pesetas (los 24 que se deben a Hacienda más cuatro por el recargo del 20%). Se vislumbra como la única forma de paralizar la subasta. La presión que se ejerce sobre el alcalde Ricard Pérez Casado y la concejala de Hacienda, Clementina Ródenas, es máxima y llegan a sentirse muy incómodos con la misma. No se esperan una reacción apasionada y con tanta repercusión. Piensan que el Levante UD está muerto. Se equivocan.

Murria y Villarroel toman la decisión de estrellarse ante las paredes del estadio antes que permitir que sea subastado. Se viven horas de tensión. La situación creada a nadie gusta. Diversos son los hilos, desde la trastienda: financieros, políticos, sociales y deportivos… que se mueven con gran fluidez. El conseller de Hacienda, Antonio Birlanga, al percatarse del ambiente que se está creando, recibe a Juan José Murria para solicitar sosiego. Algo se cuece en los despachos. El presidente Joan Lerma (levantinista) observa con inquietud lo que viene sucediendo desde el Palau de la Generalitat.

El 17 de abril 1985, la comisión informativa de Hacienda del Ayuntamiento de Valencia toma una decisión donde se compromete a “expropiar los terrenos anexos al campo del Levante UD para construir un centro de BUP”. Se da un paso para paralizar la subasta. Pero el recaudador de la cuarta zona de Hacienda, Vicente Montesinos, sigue en sus trece y le llega a decir a Villarroel “ni Boyer (entonces ministro de Economía y Hacienda) me paraliza esta subasta”.

Sea como fuere, y para evitar entrar en detalles, la subasta queda paralizada en la misma mañana del día 18. El trabajo de Juan José Murria, Pedro Villarroel junto al de Ramón Victoria, Dionisio Montesinos y de otros muchos ha surtido su efecto. El Levante UD salva otra situación crítica en su historia. El Ciutat de Valencia sigue formando parte del patrimonio levantinista. Murria, en su momento, recuerda: “fueron días terribles”.

El 28 de abril de 1988, el alcalde Ricard Pérez Casado visita las instalaciones del Levante UD acompañado del concejal de Deporte Ramón Vilar y ambos reciben, de manos del presidente Ramón Victoria, la insignia de oro y brillantes. Se firma la paz. El Ayuntamiento concede al Levante UD un contrato de colaboración por valor de 3.500.000 de pesetas (21.035 euros) en metálico más diez millones (60.000 euros) en la realización de obras de mejora alrededor del estadio.

Así fue cómo Juan José Murria protagoniza uno de los momentos más críticos de la historia del Levante UD. Y lo hizo intentando pasar desapercibido. Siempre fue así. No quiere homenajes ni nada que se le parezca.

Nace en el seno de una familia levantinista. Solía decir que “el Levante UD es un sentimiento que heredé de mi padre. El Levante UD representa una forma familiar de observar y vivir el fútbol”. Y de la mano de su padre acude por primera vez al campo de Vallejo. Durante los últimos diez años se muestra feliz de ver al Levante UD en la Primera División. Mientras sus fuerzas se lo permitieron asistió a los partidos del Levante UD y a las reuniones de la Fundación ‘Cent Anys’. En su momento, se opuso y votó en contra de la venta del Levante UD.

Hace unos días, a través de videollamada, contactó con un amigo y al mostrarle un escudo del Levante UD no pudo reprimir las lágrimas. Precisamente, sudor, lágrimas y dinero es lo que le cuesta cuando, en 1982, Antonio Aragonés llega a la presidencia del Levante UD y lo nombra vicepresidente junto a Pedro Villarroel. Entonces, dos jóvenes y preparados profesionales que transmiten la imagen de un renovado Levante UD.

Quiso ser un directivo con los pies en el suelo. Dedica más de 30 años al Levante UD. Nunca pide nada a cambio. En la década de los noventa del siglo pasado diseña transformar el Ciutat de Valencia en un estadio para ser sede de los Mundiales de Atletismo o Juegos del Mediterráneo. Un trabajo que nunca llega a cuajar. Un proyecto que hace unos meses fue donado al Museo Virtual del Levante.

El Levante UD vive ahora buenos momentos. Está arraigado en Orriols. Lástima que Juan José Murria no pueda ver la nueva cubierta del campo que tanta ilusión le despertaba. Su esfuerzo para salvar al Ciutat de Valencia, junto a otros levantinistas, no es reconocido, en tiempo y forma, como se merecía. Se ha ido uno de los nuestros al que siempre recordaremos con lealtad y simpatía.

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