Hablemos de Europa
Porque de algo habrá que hablar. Estando a cinco puntos de los puestos europeos y a 12 del descenso me niego a seguir mirando para atrás. Respeto al que lo haga, pero conmigo no contad. Aparqué hace dos semanas el carro de la Copa rumbo a La Cartuja. Y ahora lo vuelvo a arrancar para soñar con Europa. Porque se ha puesto la cosa que ganas dos o tres partidos de los próximos cinco y en la recta final ¡sálvese quién pueda! El equipo ha demostrado que el chafón copero ya pasó. No había más remedio. Más allá de la incomparecencia de San Sebastián, el derbi dejó a las claras que todos los días sale el sol. Y si no ya me encargo yo de sacarlo como siempre recuerda el bueno de David Casinos. La ocasión que tiene este Levante de redondear una temporada, que ya es histórica aunque terminara hoy mismo, es inagotable. Semifinales de Copa, ganar al Madrid, al Atlético, al Valencia CF… ser el primer equipo valenciano de LaLiga Santander… y alcanzar el Olimpo europeo. Casi nada.
Betis, Huesca, Eibar, Sevilla y Elche en el horizonte del próximo mes. ¿Y por qué no? Recuerdo aquel 2012 con JIM. No era el mismo caso. Aquel equipo estuvo prácticamente toda la Liga entre los cuatro primeros de arriba. Líder en solitario incluso un par de jornadas. Puede que las sensaciones fueran otras. Entonces hablabas con uno y con otro y sabías que sí, que lo iban a hacer. Que llegaban. Y llegaron. Por primera vez y seguro que no por última. Me da que en la actualidad el Levante también es consciente de que sabe lo que tiene entre manos. Como lo hizo en Copa. Y no habría que dejarlo escapar.
No será éste mi mejor artículo. Ni el más emotivo. Ni el más literario. Lo sé. Y lo siento. Pero hoy todavía no encuentro palabras ni inspiración suficiente. Porque mi cabeza está más en otro sitio. Ocupada y llena de imágenes y momentos. Porque hoy le hubiera dedicado todas estas líneas y me habría quedado corto. Hablo de Reina. Mi amigo. Y el de todos. Hoy en este Bunker aún hay algo de dolor, es inevitable. Aún algunas lágrimas, pero ya de emoción y alegría. La que él derrochaba. Y la que quiere que tengamos para acordarnos de él. Poco coincidí en lo profesional. Él siempre estuvo en la otra Valencia futbolera. Pero más lo disfruté en persona. Los veranos, la piscina, las torrás y las paellas. Siempre al quite. Siempre contigo. Escucho y leo las bonitas palabras que le dedican estos días todos los compañeros. Todos. Sin excepción. Por algo será. Y me viene a la cabeza un famoso verso de Sidecars: “Y es que siempre me lanzas un cable, cuando más necesito enchufarme”. Eso era José Manuel. En la radio y en la vida. Estrella y Alejandro, “Fuerza y Honor”. Siempre. Y recuerdo. Todos buenos. Porque eso nunca se irá. Porque él no se ha ido, solo se ha hecho invisible. Luego nos vemos, amigo.