El Levante UD se ha reencontrado en esta noche de viernes con el calor de su afición, en el partido que empató contra el Cádiz CF en el Ciutat de València. A pesar de que los granotas ya pisaron el feudo de Orriols la semana pasada en el duelo del conjunto femenino, todavía no lo había hecho en LaLiga Santander.
439 días después, el Levante UD ha vuelto a llenar sus gradas con 5.000 aficionados que se han repartido por todo el Ciutat de València. Y vaya si se ha notado que estaba lleno, porque la afición ha respondido de la mejor manera. Aplausos, cánticos, gritos de ánimo. Había ganas de volver.
Y si mientras los aficionados ya se notaban felices al entrar al estadio, qué decir de cuando ha saltado el equipo al césped para realizar los ejercicios de calentamiento. Los jugadores aparecían en los marcadores y la afición aplaudía. Así con todos, principalmente los fichajes. Posteriormente, el juego de luces no se quedó corto.
Tras un emotivo minuto de silencio por todos los granotas fallecidos, llegó el momento del pitido inicial. Y si la afición estaba animada, el equipo no se quedó corto. El Levante salió a atacar, dominó, y tan bien lo hizo que en el minuto 8 Toño se marchó por la banda y le dio el pase de la muerte a Roger, que tan solo tuvo que empujarla al fondo de la red. Orriols volvió a estallar y todavía quedaban 80 minutos por delante.
Pero como el fútbol tiene esas cosas, en el 34, con el 1-2 momentáneo del Cádiz y una nueva contra rival reaparecieron los pitos, pero ¿qué es este deporte sin división de opiniones?
El señorío se demostró cuando despidió con una ovación a Augusto que colgaba las botas. Nada comparable a cuando salió Morales, claro.
Hasta el colegiado,. Estrado Fernández, se llevó algún. aplauso incluso cuando emocionado se despedía del fútbol en activo.
El caso es que el Ciutat vuelve a vibrar, a rugir, y qué bonito suena. Vuelve el fútbol a Orriols, y ojalá que sea para quedarse.