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Qué bueno que viniste

El estadio Ciudad de Valencia se viste de gala para el derbi. (Foto: Levante UD)
Amanda Gorrea

Ya lo ha dicho el Levante UD esta mañana a través de sus redes sociales: granotas, tenemos un mensaje. Cómo si hiciera falta recordar a los levantinistas cuando es el aniversario de su club, cómo si esta fecha no estuviera grabada en nuestra mente de manera inconsciente. Sí, algunos me llamarán exagerada, incluso poco profesional por profesar el llamado periodismo de bufanda, pero creo que hoy nos hemos ganado el derecho a ser un poco subjetivos, que estamos de celebración.

Ya son 112 años de historia. 112 años en los que seguro que todos los aficionados del Levante UD habréis escuchado alguna vez que por qué sois de este equipo. Pobres ilusos, no lo entienden. En mi caso, cada vez que me lo preguntan, porque creedme que no han sido pocas las veces que lo han hecho, solo puedo decir que no lo sé, no sé por qué acabé siendo granota, que al final esto es un poco como el amor. Sí, porque de tu equipo de fútbol también te enamoras.

El Levante es ese equipo que de primeras no es que atraiga demasiado. Cuando me acerqué a la entidad, lo cierto es que no me gustaba ni el fútbol y encima el equipo estaba en Segunda División. Ay, todo lo que estaba por venir. “¿Por qué eres del Levante, si no ganáis nada?” Pues mira, el Ciutat de València es un poco como un imán. El equipo igual gana que pierde, pero tiene un magnetismo al que no te puedes resistir. Por favor, que la mayoría de aficionados hasta lo han visto pasar de las categorías más bajas a ver a las ranas pasearse por Europa, y es que nunca ser pequeño fue tan grande.

Sí, en estos 112 años ha habido de todo. Ha habido sonrisas con los ascensos, las victorias imposibles, el reencuentro con esos desconocidos que ya son parte de tu vida solo por sentarse dos asientos al lado en el Ciutat. Ha habido lágrimas, de impotencia por descender, de alegría por soñar y llegar a tocar el cielo estando despiertos, hasta de tristeza por quedarse a las puertas de una final de la Copa del Rey. Sí, una final de una Copa del Rey, que no he llorado más en un estadio, y fuera de él, en mi vida. Ha habido risas, en el mejor de los sentidos, cuando el speaker se ha empeñado en aprender mil idiomas, o cuando suenan las famosas canciones dedicadas al equipo por megafonía. Ha habido impotencia, sobre todo porque tenemos todavía una Copa de la España Libre que sigue sin reconocerse (el eterno debate). En definitiva, que no me vendan que es solo fútbol, porque, quien piensa eso, no entiende de pasiones.

En mi caso solo queda decir, por este 112 aniversario, que qué bueno que viniste, Levante. Qué bueno que cuando me pregunten cuál es mi equipo pueda decir, con la cabeza bien alta, que soy granota. Y lo soy sin saber muy bien por qué, quizá porque me hace feliz sin pretenderlo. Que no os dé miedo o reparo decirlo a los cuatro vientos, que los colores del decano valenciano se llevan con orgullo en cualquier categoría. Y ser diferente también tiene su punto, no me lo neguéis. Os podéis sentir bien orgullosos. Ahora toca retirarse, levantinistas, que tenemos unas velas que soplar.

Afición en el derbi Levante UD - Valencia CF.

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