Qué decir. No se me ocurre otra expresión tras lo vivido en la noche de ayer en el Ciutat de València. Se comenta que hubo un partido a las diez de la noche, pero lo cierto es que fútbol se vio poco en Orriols. Se vio a un Levante UD prácticamente irreconocible, al que la suerte también le fue un poco esquiva, y un Celta de Vigo que supo aprovechar las dos ocasiones que tuvo. Al final, así es cómo se ganan los partidos, aprovechando los errores y las oportunidades que te da el encuentro.
Con el Levante siempre pasa un poco lo mismo. Te despiertas, recuerdas que hay partido, y piensas que será un poco lo mismo de siempre. “Seguro que la mala racha continúa”, te dices. Pero pasan las horas y entonces piensas “venga, hoy cambian las cosas”. Y te lo crees, lo crees tanto que vas al estadio con ilusión, ya sea a trabajar como aficionado. Y entonces el árbitro pita el inicio del encuentro. Pasan los minutos y ves que los que más tocan el balón son los centrales, tanto de uno como de otro equipo. El encuentro llega al descanso y no ha habido ni un saque de esquina. Menudo partido, piensas que habrá un empate a cero. Y entonces llegan, dos regalos que el Celta no desaprovecha. Pitos en la grada, no los culpo, la situación asusta. Es más que complicado mantenerse optimista en estos casos.
En Elche las sensaciones mejoraron un poco. Aun así, los resultados no llegan. ¿Ves al Levante en Segunda División? No. ¿Se va a sufrir este año en la entidad granota? Muchísimo, y hay muchas cosas que mejorar si no se quiere depender del resto de equipos. Por el momento, solo queda trabajar, que la visita al Camp Nou no será nada sencilla ni con FC Barcelona de capa caída. Después tocará ir a Mallorca, seis puntos en juego de los que mínimo se exigirá sacar tres. Toca tener fe en Paco López y en el equipo, es momento de volver a sacar el espíritu levantinista que ya reza la canción de Los Secretos, “Pero a tu lado”.