La situación del Levante UD es límite y no hay nada ni nadie que invite al optimismo, ni siquiera la buena primera parte que protagonizó el equipo en el Villamarín. Todo para nada pues el equipo sigue sin funcionar y a las primeras de cambio, se cae como ocurrió este domingo. Llueve sobre mojado y a pesar algunas reacciones que son como una suerte de espejismos, eso no provoca un cambio de tendencia. Javi Pereira no da con la tecla y el Levante sigue condenándose así mismo cada semana sin poder remediarlo. No sólo por lo que protagoniza sobre el terreno de juego sino también por los detalles que lo rodean.
En un partido como el de este domingo, en el que el Levante tenía que haber echado el resto para amarrar el resultado, tan sólo hizo un cambio. Solo un cambio de cinco posibles sustituciones. La entrada de Soldado por De Frutos fue la única variación desde el banquillo que se intentó para cambiar el sino del encuentro. Un dato esclarecedor que deja en evidencia la planificación deportiva de la presente temporada. El técnico considera que no tiene soluciones en el banquillo y tampoco sabe cómo encontrarlas. Todo un drama por parte de un equipo desnortado que no sabe lo que hacer para evitar un destino cruel que en estos momentos parece inevitable.
Precisamente, ese único cambio en el duelo ante el Betis tiene una influencia tremenda en el cambio de guión del duelo. La sustitución se ejecutó justo cuando el Levante estaba preparado para defender un saque de esquina. Bien es cierto que el cambio sustituyó a dos jugadores ofensivos pero también es bien sabido que esa situación genera una serie de desajustes que son malos acompañantes para un equipo tan frágil como el granota. Dicho y hecho. Cambio en contra y Juanmi marcando gol libre de marca en el área pequeña.
Por ello, no es de extrañar que el debate sobre la necesidad de otro cambio en el banquillo levantinista, esté más vivo que nunca.