El empresario José Danvila, actual consejero delegado del Levante, se ha convertido en el accionista de referencia de la entidad después del acuerdo alcanzado con la Fundación del Levante y ahora afronta un reto mayúsculo tanto en el césped, con el ansiado regreso a Primera, como en los despachos para rescatar financieramente al club.
Tras aprobar este lunes el Patronato de la Fundación del Levante el plan de viabilidad económica presentado por Danvila, el consejero delegado asume las riendas del club al haber adquirido el 37,7 por ciento de las acciones de la entidad y lo hará en principio hasta al menos diciembre de 2028.
Danvila realizará una aportación global de 23 millones de euros, y compensará seis millones de su inyección económica con esas acciones adquiridas de la Fundación del Levante, que hasta ahora manejaba el 60 por ciento de los títulos del club. Los otros 17 millones corresponden a un préstamo participativo que el Levante devolverá con unos intereses del 7,5 por ciento.
En el césped, Danvila tiene hasta final de temporada para lograr el ascenso a Primera División. Tras la reciente destitución de Javi Calleja y la llegada al banquillo del director deportivo, Felipe Miñambres, el Levante está, con un partido menos, a seis puntos de la zona de promoción a falta de trece encuentros para el final de curso.
Con una plantilla acorde a la categoría y a la difícil situación económica del club, Felipe Miñambres aspira a colocarse al menos entre los equipos que disputen la promoción. El ascenso directo, ahora situado a ocho puntos, parece un objetivo poco probable para un Levante que ha sido incapaz de encontrar una regularidad en el juego y en los resultados esta temporada.
Tan complejo como el ascenso parece el reto económico que tiene Danvila por delante. Con una deuda de 107 millones de euros, el Levante va a presentar unas pérdidas de 6,1 millones de euros en la junta general ordinaria de accionistas del próximo 26 de marzo.
La situación es tan compleja que el club ha aplazado el pago de la ficha de enero a los futbolistas y abonará, en principio, este dinero de forma prorrateada en los próximos meses y hasta final de temporada.
Además, en su presupuesto de la presente temporada se ha comprometido a vender jugadores por un importe de casi 5 millones de euros antes del 30 de junio. De este modo, el Levante vería solventado su problema financiero a corto plazo pero perdería potencial deportivo, aunque este escenario cambiaría radicalmente en caso de lograr el ascenso.
El Levante también tiene dos proyectos ‘parados’ y pendientes de encontrar una viabilidad económica para desarrollarlos. El club tiene desde hace meses la licencia de obras para construir su nueva ciudad deportiva en Nazaret (Valencia), pero el inicio de las obras no está ni siquiera fijado por la falta de liquidez económica.
Lo mismo ocurre con la segunda fase de la remodelación del estadio Ciutat de València. El Levante, tras haber cubierto todos los asientos del campo con una moderna cubierta en 2020, quiere modificar su facha exterior y realizar un reorganización y mejora de todos los espacios interiores con el objetivo de mejorar, modernizar y obtener mayores ingresos futuros de la explotación.