El Levante-Valladolid de la primera vuelta pudo precipitar la actual dualidad de funciones de Felipe Miñambres. Era el 2 de diciembre de 2023 y Andrés Fernández salvó al equipo y, provisionalmente, a Javi Calleja, que llegaba con el agua al cuello y con su continuidad más que cuestionada. El guardameta fue el héroe al detener un penalti clave a Monchu, poco antes de llegar al tiempo añadido, para devolver a los granotas a la senda del triunfo casi dos meses después; el 1-0 al Racing de Ferrol del 16 de octubre había sido la última alegría.
Minutos antes de aquella intervención providencial, Kochorashvili había desperdiciado la sentencia, también desde los once metros, por unas manos de Cedric. Del posible 3-1, los fantasmas de partidos anteriores volvían a aflorar en Orriols con el inocente penalti por manos de Álex Muñoz, pero emergió Andrés para cambiar el guión, desatar la locura en el Ciutat y salvar a Calleja.
Por mucho contexto que estaba condicionando los resultados por aquel entonces, cuanto más pierdes más estás en el punto de mira, de ahí que empeorar el 2 de 18 hubiera sido irreversible, obligando a tomar una decisión drástica en el banquillo. Al vestuario le estaban haciendo estragos factores externos que le descomponían al mínimo soplido, cediendo puntos que le alejaban de la zona alta, pero había llegado un momento en el que el caos de las lesiones y la polémica arbitral eran argumentos que perdían fuerza ya que la caída libre no tenía límite.
Para el técnico madrileño era una final. Paralelamente, Miñambres ya estaba preparado para dejar el traje, recuperar la gorra y el chándal y duplicar sus responsabilidades. ¡Calienta que sales!, parafraseando la campaña de abonos granota de la temporada 2021/2022. El cara o cruz no tenía vuelta atrás. El Levante atravesaba su peor racha desde que Calleja estaba al frente: dos empates y cuatro derrotas, las tres últimas seguidas ante Leganés, Racing y Eibar.
Pero ya no solamente eran los resultados sino también con una sensación de fragilidad alarmante por un motivo u otro (fallos individuales, lectura, gestión de los tiempos y incapacidad para sobreponerse a los contratiempos, lesiones encadenadas y/o decisiones arbitrales) hasta mostrar una versión insuficiente para sostenerse en la pelea por volver a ser de Primera.
Calleja superó ese examen final y tuvo una bola extra de nueve partidos más, pero al Ciutat seguía sin entrarle por los ojos. En Orriols existía un caldo de cultivo generalizado y envenenado alrededor de la figura del míster desde hace muchas jornadas, silbado cuando su nombre sonaba en el marcador y con cánticos aún más sonoros en la derrota ante el Racing, el 2-4 previo en casa a la cita ante el Valladolid. Urgía ganar como fuera al conjunto blanquivioleta.
Por aquel entonces ya estaba claro que, si se producía el cambio, la solución era Miñambres sí o sí. José Danvila estaba convencido. Felipe se resistía a tener que validar la decisión. No había margen para fichar en enero, salvo que se liberara masa salarial (de ahí la llegada de Maras por la marcha de Vezo) y con ello tampoco para afrontar la llegada de otro entrenador.
Lo que pudo ser tras el Levante-Valladolid se produjo dos meses después tras el empate en Ferrol y desaprovechar una nueva superioridad numérica, encadenar cinco jornadas sin ganar (una derrota, cuatro empates y solamente dos goles a favor) y sumar 12 puntos de 27 posibles.
Ahora sí, al director deportivo le tocaba asumir la responsabilidad de bajar al verde y liderar una travesía con cada vez más urgencias y menos recursos; su segunda etapa tras el interinaje de dos encuentros después de la destitución de Mehdi Nafti, ambos con victoria ante Mirandés (0-1) y Leganés (1-0). En aquel momento fue circunstancial, ya con el acuerdo con Calleja a punto de ultimarse, pero ahora los tiempos eran totalmente diferentes.
Cuidado porque nos visita un grandisimo portero Andrés Fernández en un gran momento de forma y de reflejos,además es artífice de muchas de las victorías del Levante,sin ir más lejos en el Plantio de Burgos libro al equipo de una goleada con grandes paradas desde todos los angulos en cuanto ha Felipe Miñanbres esté ejerciendo de entrenador siendo Director Deportivo no es más que por un tema económico,has restringido hasta el agua mineral y los viajes en avión y desde luego la mitad de gasto en plantilla, no es el caso del Real Valladolid,pero en el terreno de juego no se notará esto.SIEMPRE PUCELA.