Más de 50.000 bilbaínos ultiman los detalles de su viaje a Barcelona con motivo de la final de la Copa del Rey y muchos más preparan sus camisetas y bufandas rojiblancas para seguir el partido a través de pantallas gigantes en 'la catedral' de San Mamés, que se llenará, y en las principales plazas de la villa.
Se han fletado unos 500 autobuses, tres trenes y 11 vuelos para la ocasión, y se prevé el viaje de más de 8.000 vehículos particulares. De todos los aficionados, unos 12.000 viajarán sin entrada y también verán el partido en las pantallas gigantes del "Athletic hiria", la zona donde se congregará la afición rojiblanca en Barcelona. Por su parte, el Ayuntamiento ya pide las acreditaciones a los periodistas que quieran cubrir el recibimiento a los campeones y la Autoridad Portuaria tiene todo listo para el paseo de la gabarra por la ría para celebrar la victoria. Faltan dos días para que el Athletic levante, 31 años después, una Copa del Rey. Ese es al menos el sentir mayoritario de una villa que, según se acerca el evento, gana en ilusión y fe. La ilusión y la fe, que no falten.
La primera parada de la mañana de hoy en un Bilbao radiante es, como no, San Mamés, bajo el escudo del Athletic que preside la calle Licenciado Poza. Cuatro atletas han decidido que no tener entrada para la final no puede ser impedimento para acudir a Barcelona. A escasos metros termina la cola, que da casi media vuelta al estadio, para que los últimos socios recojan la suya. ¿El objetivo de los cuatro valientes? Recorrer los 600 kilómetros que separan el botxo de la ciudad condal corriendo y pedaleando. Con fines solidarios, claro, auspiciados por "Save the Children". Ya es hora de que la Real Academia Española acepte "bilbainada" entre sus términos. Una pareja de turistas se acerca y pregunta si hoy juega el Athletic. Su confusión es comprensible; Bilbao lo aparenta.
La segunda parada de la mañana es en la otra punta de la ciudad, en la calle Bailén, donde peñas bilbaínas del Athletic y el Barcelona se retan a una partida amistosa de futbolín. Con buen humor, y sin considerar el resultado como un vaticinio, los rojiblancos han aceptado la derrota a manos de los catalanes con elegancia. Para llegar hasta el lugar de la partida, patrocinada por la cerveza La Salve y su edición especial para la final "Aurten Bai", ha hecho falta cruzar la ciudad, empezando por Licenciado Poza, calle en el que la hinchada rojiblanca suele congregarse antes de los partidos.
Todos los bares parecen el mismo, decoradas sus paredes con banderas y bufandas. Las tiendas parecen no vender nada que no sea rojiblanco. Una figura de cartón a tamaño natural del jugador Ibai Gómez da la bienvenida al supermercado de la calle. Las tiendas de gominolas venden bolsas de "Los Leones, las patatas fritas del Athletic". Un andamio de ocho pisos que cubre por completo de rojiblanco una fachada en rehabilitación es una oportunidad que no se puede desperdiciar para fardar de colores. También lo hacen el instituto Unamuno, en pleno centro de "mi bochito", que enarbola enseñas rojiblancas, o la oficina de turismo de la villa. El resultado de la partida de futbolín y las agujetas de los cuatro atletas que hoy han partido de Bilbao son lo de menos. Son solo entrenamientos para la contienda definitiva, que la villa aguarda con mucha ilusión, y mucha fe. Sobre todo fe. A falta de dos días para la final, Bilbao está preparada.