El Valencia concluyó en Anoeta la primera vuelta del campeonato con una nueva derrota que le deja ante un futuro incierto en la clasificación, por lo que el entrenador Gary Neville se encerró hoy con sus jugadores durante una hora para buscar soluciones a la deriva en la que está inmerso el equipo.
El técnico inglés llegó como revulsivo para sustituir a Nuno Espirito Santo y acabar con el estado de la crispación en el que el técnico luso, y por añadidura el equipo, vivían con la afición, que en apenas unos meses ha pasado de la euforia al desencanto.
Neville ha apaciguado las aguas en lo social pero en lo deportivo aún no ha logrado que el equipo arranque. De hecho, todavía no sabe lo que es ganar un partido de Liga desde que llegó al club a comienzos de diciembre, lo que ha llevado al equipo a la undécima plaza, a dieciséis puntos del objetivo marcado de volver a la Liga de Campeones.
El Valencia se encuentra en tierra de nadie, a prácticamente los mismos puntos de la zona europea que de los puestos de descenso, y lo más preocupante es que no se vislumbra una mejora tan sensible que invite al optimismo.
Un empate en casa ante el Real Madrid fue la mejor noticia en Liga para el Valencia de Neville, lo cual dice muy poco de un equipo llamado a mayores cotas esta temporada, tras una inversión este verano que superó los cien millones de euros en fichajes.
Cuando acaba de finalizar la primera vuelta de la temporada, la clasificación para la Liga de Campeones parece cada vez más utópica y la Copa del Rey y la Liga Europa se postulan como las únicas opciones que le quedan al equipo para poder dar una alegría a una afición cada vez más desilusionada.
La derrota en San Sebastián fue un fiel reflejo de la situación que vive el equipo, con una primera parte en la que, con pocos destellos, parecía que podía llevarse el triunfo y una segunda, en la que la debilidad defensiva, la falta de creación y pegada le llevó a una derrota frente a un rival que se presuponía accesible.
El Valencia ha vuelto hoy al trabajo, pero Neville se reunió con sus jugadores durante una hora para tratar de revertir una situación que cada vez se hace más compleja.
A la conclusión del partido, el técnico británico reconocía que iban a "trabajar duro para corregir la situación lo antes posible" y una vez más pedía paciencia a los seguidores. "Mañana todo empieza de nuevo y tenemos que volver a conseguir la fe de la afición", apostillaba.
Pero lo cierto, es que el tiempo pasa y la campaña en la competición doméstica va a ser complicada que pase del suspenso.
Las lesiones tampoco han ayudado a Neville. A su llegada se encontró con la enfermería llena y aunque poco a poco ha recuperado a algunos futbolistas, éstos lógicamente no han ofrecido todavía su mejor nivel.
Ante la Real Sociedad de nuevo se lesionó el centrocampista internacional argentino Enzo Pérez, un refuerzo llamado a ser de lujo en el mercado invernal de la pasada campaña, en la que no dio el rendimiento esperado, y que en la actual, las lesiones le han impedido disfrutar de la regularidad necesaria.
Al margen de lesiones, el Valencia afronta una semana en la que se enfrenta a dos rivales teóricamente inferiores, un arma de doble filo en su actual situación.
El jueves viaja a Granada para cumplir el trámite de la Copa, tras ganar 4-0 en la ida, y posteriormente recibe al Rayo Vallecano, un rival propicio para que Neville estrene su casillero de victorias en la Liga, pero que con un resultado desfavorable podría enturbiar más aún el futuro del equipo.