El presidente y máximo accionista del Celta de Vigo, Carlos Mouriño, desveló este jueves que en su reciente viaje a México trató con sus hijos la posibilidad de abandonar la presidencia del club, la cual asumió hace diez años tras adquirir el 40 por ciento del capital social que poseía entonces el expresidente Horacio Gómez."Estos fueron unos meses muy complicados. En este último viaje a México planteé con mis hijos la continuidad en el club. No tomamos ninguna decisión al respecto. Me gusta que las cosas se hagan sin traumas. No hay ninguna cosa definida, no hay nada hecho", explicó.
En un desayuno informativo con los periodistas, el dirigente celeste aseguró que las opciones que contempla son "vender el club, que venga alguien de la familia o nombrar a un presidente ejecutivo".
En este sentido, admitió que ve "muy difícil" que sus hijos asuman la presidencia, por lo que tratará de dar "pasos firmes" para que la sucesión sea "lo menos traumática posible" para el Celta.
"Haré lo mejor para el club, pero veo muy difícil que mis hijos asuman el club porque en México hay un conglomerado enorme de empresas", avanzó el presidente del conjunto vigués, a quien le gustaría que el director general de la entidad, Antonio Chaves, lo relevase en el cargo.
"Mi opción favorita es que Chaves sea mi sucesor. La decisión se tomaría conjuntamente con él pero si me dicen que Chaves sigue cuando me vaya, el club quedaría en buenas manos", aseveró.
Apuntó, además, que también le ha planteado a sus hijos que el Celta no les devuelva el dinero que les adeuda, y confesó que durante su etapa como presidente ha recibido dos ofertas "poniendo cantidades" pero que "a día de hoy no hay nada en firme".
El presidente manifestó que el club contará esta temporada con un presupuesto de 55 millones de euros, "con un beneficio de 12 millones antes de impuestos", y que la deuda ha desaparecido: "Nos quedan 732.000 euros que son de una deuda concursal que no produce intereses, por lo que se podría pagar y liquidar".