El Elche CF ha logrado encarrilar la permanencia en LaLiga Santander, objetivo que ya roza a falta de cinco jornadas, gracias al trabajo colectivo y a la aportación de la pareja argentina formada por Lucas Boyé y Guido Carrillo, quienes han logrado compensar la escasa aportación de sus compatriotas Darío Benedetto y Javier Pastore, los dos grandes refuerzos del club en el pasado mercado de verano.
Ambos jugadores, internacionales con Argentina, fueron los fichajes estrella del Elche, ya que llegaron precedidos de una dilatada y exitosa trayectoria deportiva, si bien su carrera profesional no se encontraba precisamente en su punto más alto cuando firmaron su contrato con el club ilicitano.
Las incorporaciones de Benedetto y Pastore dieron, en teoría, un salto de calidad a la plantilla dirigida entonces por Fran Escribá y desataron la euforia de gran parte de la afición, que entendió que estos fichajes, además de mejorar al grupo, suponían un mensaje ambicioso para el proyecto y ponían al Elche a un nivel mediático muy superior.
Sin embargo, el rol de ambos jugadores durante el curso ha sido testimonial. Benedetto abandonó el club en el pasado mercado de invierno sin haber logrado hacerse con la titularidad, completamente eclipsado por el rendimiento de su compatriota Lucas Boyé, lo que le ha valido su primera internacionalidad con Argentina en las últimas eliminatorias del Mundial.
Lucas Boyé es el máximo goleador del equipo siete tantos a pesar de que los problemas físicos le han perderse aproximadamente un tercio de los encuentros disputados del Elche.
Benedetto, socio del grupo empresarial que liderado por Christian Bragarnik adquirió el Elche en 2019, dejó el equipo tras haber participado en dieciséis partidos, solo seis como titular, y anotar dos goles.
A pesar de su salida, forzada por el propio jugador, el nuevo entrenador, Francisco Rodríguez, nunca tuvo reproches para el atacante argentino, cuyo deseo desde muy pronto fue forzar su vuelta a Boca Juniors.
Menor peso específico aún, aunque sigue en la plantilla, está teniendo el centrocampista Pastore, quien solo ha jugado diez partidos de Liga de los 33 disputados, cinco como titular y en los que acumula menos de quinientos minutos.
Pastore ha acusado su falta de ritmo de competición tras más de año y medio sin hacerlo por una lesión en la cadera, varios problemas musculares y una sanción de cuatro partidos.
El comportamiento del futbolista argentino ha sido elogiado por todo el club, incluido el entrenador, quien destacó que el centrocampista aporta experiencia y liderazgo al grupo, por lo que confesó que le estaba muy agradecido.
Bastante más peso específico en el Elche ha tenido el delantero Guido Carrillo, quien ha participado en veinticuatro encuentros, ocho como titular, en los que ha anotado dos tantos.
El atacante, un jugador clave para el equipo e idolatrado por la afición por su esfuerzo y compromiso, podría haber mejorado de forma notable sus números, pero el VAR le ha impedido sumar hasta cuatro tantos en acciones polémicas, incluido un gol fantasma.
Incluso Ezequiel Ponce, llegado en el pasado mercado de invierno, ha tenido mayor influencia en el equipo. El atacante ha disputado ocho partidos, tres como titular, en los que suma un gol, aunque su presencia ha sido clave en las últimas fechas, en las que el Elche no ha podido contar con Boyé y Carrillo, ambos lesionados.
Los otros argentinos de la plantilla, como Iván Marcone o Pablo Piatti han tenido un rol residual y apenas entran en el equipo más allá de algunas sustituciones en los últimos minutos de los partidos.
Marcone ha participado en dieciocho encuentros, por solo ocho de Piatti. Ambos jugadores sufrieron lesiones en momentos claves y luego ya les costó entrar en dinámica de equipo.