Los minutos que disputó Gabri Veiga ante Osasuna ha sido, casi con total seguridad, los últimos con la camiseta del Celta de Vigo. Al menos en lo que viene siendo esta etapa. Su fichaje por el Nápoles se da por cerrado después de un verano cargado de incertidumbre sobre su futuro y su destino. A falta de oficialidad, jugará en la Serie A. El celtismo lo sabe y por ello quisieron despedirlo brindándole todo el cariño posible. Durante el partido buena parte de la afición cantó "Gabri sí, Mouriño no".
Al acabar el encuentro el jugador estuvo un rato reunido, tras la pertinente ducha, con Marián Mouriño, Juan Carlos Calero y Carlos Cao. Una charla en el centro del campo que duró unos pocos minutos. Gabri Veiga también aprovechó para hacerse algunas fotografías con su teléfono móvil antes de recorrer el resto del campo con destino a la puerta 16. Junto a Miguel Rodríguez abandonó Balaídos.
A su salida del estadio se vio rodeado de cientos y cientos de personas que buscaban una foto o un autógrafo. O simplemente verlo por última vez salir de su estadio con los colores de su equipo. Una de las perlas de A Madroa pondrá rumbo muy pronto a un nuevo destino y todos quisieron estar a su lado.
Gabri Veiga, con su habitual amabilidad, atendió a cada uno de los aficionados del Cetta, casi todos niños, que se quisieron hacer una fotografía con él. Firmó decenas de autógrafos durante cerca de media hora. Pacientemente fue atendiendo a todos ellos. Muchos le preguntaban si se iba a quedar en el Celta. Evitando la pregunta respondía "No lo sé". Las próximas horas serán claves para cerrar la venta más alta de la historia del Celta.
Se espera que los vigueses se garanticen más de 35 millones de euros. Esta cantidad se acercará a los 40 millones en variables además de guardarse el porcentaje de una futura venta. El Nápoles espera a Gabri Veiga, el celtismo le dio una despedida a la altura de un jugador vital en la salvación de la última temporada.