El despido de Lucas Alcaraz y el nombramiento del inglés Tony Adams como su sustituto al frente del Granada, es el último capítulo de una temporada esperpéntica y para olvidar en la entidad rojiblanca, la primera del chino John Jiang como propietario del club.Por Javier Aguilera
El Granada alude a la situación (penúltimo) y a las sensaciones que transmite el equipo para poner fin a la tercera etapa al frente del primer equipo de Alcaraz, de quien se ha dicho en más de una ocasión que iba a terminar la temporada con total seguridad al frente del plantel, y que, de hecho, fue confirmado en enero como técnico para el próximo curso.
"Alcaraz es una parte imprescindible en el Granada, es el entrenador que más conviene al Granada y que más de adapta a él", dijo hace apenas tres meses Jiang, cuando amplió para una campaña más el contrato del técnico hoy destituido.
Éste es sólo el último de los bandazos de la dirección del club. En verano, apenas aterrizado, Jiang encomendó el mando deportivo a Pere Guardiola, quien ya no tiene ningún tipo de responsabilidad en la entidad.
Sin embargo, el catalán sí que fue parte clave en la elección de Paco Jémez como entrenador y de Javier Torralbo 'Piru' como director deportivo, máximos responsables de la formación de una plantilla que se ha mostrado durante toda la temporada sin el nivel suficiente como para alcanzar la permanencia en Primera, pese a que las miras eran mucho más altas.
Entre los tres abrieron la puerta a jugadores con mucho peso en ese vestuario, cien por cien identificados con el club; y formaron un equipo notablemente mejorable, como el paso del curso ha demostrado.
Jémez sólo duro seis jornadas, aunque él tuvo mucho que ver en su despido con su actitud; y Piru fue despedido en enero, tras no alcanzar tampoco las expectativas esperadas a la hora de reforzar al equipo en el mercado invernal.
Tony Adams, hombre de plena confianza de Jiang tras su estancia en el Chongqing Lifan, club también propiedad del chino, se hizo cargo de la dirección deportiva tras la marcha de Piru, y ahora es el que llega al banquillo para tratar de remediar una situación que parece irresoluble.
Su currículum como jugador es envidiable, mito del Arsenal y capitán de la selección inglesa, aunque su bagaje como técnico es mínimo y siempre en equipos de fuera de España de tercera o cuarta fila y durante poco tiempo.
La afición lo tiene claro. Lucas Alcaraz, centro de las iras de la hinchada siempre en sus dos etapas anteriores en el club, era el alma de este Granada, pese a los resultados, y el que mantenía viva la llama de la esperanza.
Desde que se hizo cargo del equipo, siempre ha sido vitoreado, culpando mucho más la Granada futbolística de todo lo que ha pasado a los dirigentes del club, pasados y presentes, y a unos jugadores que jornada a jornada muestran una desesperante incapacidad.
Alcaraz ha sido el último en salir, despedido por Jiang y por su sucesor en el banquillo, Tony Adams: es la víctima más reciente de un curso para olvidar.