Martín Pena
Huesca, 28 ago .- Un golazo en la "Catedral" de San Mamés. Así, de volea y en el tramo final del partido, el argentino Luis Ezquiel "Chimy" Ávila ha conseguido elevarse hasta los altares del fútbol español.
El "Chimy" Ávila (Rosario, 1994) empalmó anoche en Bilbao un balón que se coló por toda la escuadra de la portería defendida por Unai Simón y logró el 2-2 a unos diez minutos del final. Un gol como una catedral para consagrarse en la Catedral.
Un gol con el que un club recién llegado a la elite remontaba dos goles en contra frente al renovado Athletic de Berizzo. En suma, un gol que le dice a LaLiga Santander que la SD Huesca que entrena el también argentino Leo Franco va muy en serio.
El rosarino salió en las postrimerías de la segunda parte, con un cuarto de hora por delante para demostrar sus cualidades. Era la guinda de la apuesta ofensiva de su entrenador, quien confió en él para que fuese el revulsivo del equipo y poder puntuar en Bilbao.
Cinco minutos necesitó "Chimy" para demostrar que sigue siendo decisivo en un equipo modesto de Primera División como es el Huesca.
El "comandante", como también se le conoce por su forma de celebrar los goles con el saludo militar, tiene cada vez más mando en plaza y aspira a seguir sumando estrellas en sus galones.
Llegado a la capital oscense la pasada temporada por cesión del San Lorenzo de Almagro (cesión que se ha prolongado un año más tras el enorme éxito del ascenso a la elite del fútbol español), es un guerrillero del balompié que tuvo una infancia complicada, así que todo lo ha conseguido a base de esfuerzo, trabajo, ilusión y confianza, como él mismo reconoce.
El delantero de Rosario trata de aprovechar cada oportunidad que se le pone al alcance de la mano. Cada minuto que tiene en el campo sabe que es para abrirse camino en la liga española.
En Huesca, una ciudad pequeña en la que todos se conocen, ha sabido ganarse el cariño de los aficionados y se ha convertido en uno de sus jugadores más querido. Vive junto a su mujer e hijos.
Sabe llegar al corazón de los seguidores azulgranas por su simpatía y su intensidad, que aprecian la manera en la que supera alguna de sus carencias técnicas poniendo todo el corazón y el alma en cada balón que disputa.
El jugador argentino fue uno de los mascarones de proa de la plantilla altoaragonesa que consiguió el ascenso la pasada temporada, logrando siete goles. Esta temporada, el paso a la Liga Santander ha supuesto un claro incremento de la competencia, pero el Chimy quiere seguir siendo un jugador importante y sobre todo convencer a su entrenador y compatriota.
Ayer, de volea, empezó a hacerlo.