El Málaga Femenino perdió el privilegio de competir en la Liga Iberdrola. Casi doce meses después de derribar un muro que se resistió una década. Un paso atrás cuando se daban las condiciones idóneas para poder asentarse a medio plazo en la élite. Un proyecto fallido que ahora da con sus huesos en Segunda División. Cualquier descenso es traumático, más si cabe en un panorama como el que se da hoy día en el fútbol femenino. La brecha entre el primer escalón, ya la hay dentro del mismo, con lo que hay por debajo es abismal. A todos los niveles. El club de Martiricos se baja del AVE.
El reencuentro con Primera evidenció la apuesta decidida del Málaga por su sección femenina. "Desde fuera se ve la gran apuesta que está haciendo de Málaga por dotarlo de una gran estructura y por fomentar este deporte. Tiene los medios, la estructura, el cuerpo técnico y las jugadoras para competir en la élite", decía Jorge Vilda, seleccionador de España el inicio de la temporada. Ya estaban puestas las primeras piedras, se mantuvo a la columna vertebral, pero la entidad pisó el acelerador. Una apuesta relevante en lo económico para dotar a Antonio Contreras de una plantilla competitiva.
Más de una docena de fichajes que evidenciaban el poder blanquiazul en el mercado. El atractivo de la Costa del Sol se unía a un proyecto que se antojaba emergente en el primer nivel nacional. Hubo incorporaciones en la mayoría de las líneas. El descenso le baja el dedo a la planificación. En el partido decisivo había cuatro incorporaciones en el césped, con el núcleo duro del año anterior como piezas esenciales. Apenas Leti, Cazalla y Dominika se salvan de las caras nuevas.
El equipo malaguista quedó lastrado por la difícilmente explicable racha de 15 partidos sin ganar. Una losa demasiado pesada, clave en la pérdida de la categoría. No hubo capacidad de maniobra por parte del club, de Contreras y de las jugadoras. De poco sirvió la bala del mercado de invierno, que se lanzó al aire. Se firmaron apuestas, no realidades. Si se amplia el radar, el conjunto blanquiazul ganó dos de los últimos 20 partidos.
Tras el derbi ganado con el Sevilla parecía vivirse el punto álgido, pero ahí se diluyó el conjunto costasoleño, que se cayó. Volvió a ponerse en pie, pero pronto volvió a perder el equilibrio. También fundamental el balance con los rivales directos. 12 puntos de 24 en los duelos con el EDF Logroño, Sporting de Huelva y Fundación Albacete. Un guarismo exiguo, aunque especialmente escuece el empate que se concedió con las onubenses en el descuento de forma reciente. Hay que recordar que el Málaga desciende en un empate con el Sporting a 25 puntos, que decide el enfrentamiento particular.
El gol ha sido otra rémora. Muy débil en las dos áreas, el abecé del fútbol. 67 tantos encajaron las blanquiazules en 30 partidos. Más de dos tantos por encuentro. Sólo el Albacete, 68, se mostró más endeble defensivamente. El técnico extremeño intentó dotar de más solidez al equipo con el paso de la competición, pero la manta se quedó corta por los pies. Implantó la defensa de cinco, que ofrecía algo más de contundencia atrás, pero que resultó insuficiente. Ahí se agrandó la figura de Ruth, que junto con María Ruiz, son una de las pocas noticias positivas. Dos jóvenes malagueñas abriéndose paso entre las mejores. Esa telaraña produjo que el equipo perdiese mordiente, llegaba con pocos efectivos a campo contrario.
Los números de cara a puerta no mienten. 26 goles en 30 encuentros. Sólo el Sporting de Huelva, 22, celebró menos. Se notó la ausencia de una delantera de quilates, aunque tampoco el grupo alimentó a sus referencias con continuidad. Adriana Martín y Celia Ruano, que sumaban más de 100 tantos en la temporada anterior, no terminaron de cuajar. La capitana acabó con cinco, dos frente al Rayo Vallecano, siendo la máxima goleadora del curso. 3 de María Ruiz y 2 de Patricia Mascaró. Con uno se quedaron Ode, Kuc y Ruano, que terminó la campaña lesionada de gravedad. Cifras exiguas.
Es tiempo de reflexión en Martiricos. Por ciudad, por club y por músculo económico, el lugar natural del Málaga Femenino es la Liga Iberdrola. El debate está en cómo encauzar todos esos argumentos para poder competir en la élite. Ahí está implícito el debate sobre la continuidad de Antonio Contreras, padre del ascenso, pero también del descenso. La apuesta del Málaga, con Hamyan Al-Thani a la cabeza, está fuera de dudas. No hay una masa social importante, pero sí notoria y que demostró estar en días clave. Todos ellos mimbres para jugar con las mejores cada semana. El cuadro blanquiazul no puede o no debe permitirse quedar descabalgado de un ecosistema en pleno crecimiento, donde crece la afluencia a los estadios, la inversión, el interés televisivo y la profesionalización de las futbolistas está más cerca.