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Notable bajo y ‘sufi’ raspado

 

 
La retaguardia del Málaga olía ayer a nuevo. Dos jugadores engordaron la larga lista de futbolistas que podrán contarles a sus nietos que un día jugaron en el equipo de la Costa del Sol. Son los casos de Roberto Santamaría e Iván. Ambos debutaron en partido oficial. El cancerbero navarro tuvo una actuación notable, aportando seguridad a la zaga, con autoridad y desparpajo. Poco pudo hacer en el gol de Lafita. Tras el partido, se mostró exultante y reconoció “que ha sido un trabajo importante para la moral del equipo, que ha estado ordenado, por lo que me marcho contento”. El joven arquero, que le regaló su camiseta a unos amigos que habían ido a verle desde Navarra, se sintió a gusto: “Me he encontrado bien, he jugado más con el pie que con las manos. Nos adaptamos al partido apretando bien atrás y saliendo con Gámez y Mtiliga por banda. Este triunfo nos da moral”.
 
Iván, por su parte, tuvo un estreno más discreto. Le tocó bailar con la más fea, Lafita. Pudo hacer algo más en el gol (“creo que ha sido falta”, dijo) y, para colmo, vio pronto una amarilla que lo lastró en demasía. En la segunda parte, le pudieron los nervios y cometió alguna imprecisión que pudo costar cara. Sin embargo, mantuvo el tipo. “Me he sentido cómodo, aunque he estado algo nervioso. Le dedico el debut a toda mi familia, aficionados y a mis compañeros del Malagueño. La camiseta me la guardo”, comentó con la timidez del novato.

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