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(0-1) ¡Qué cruel es el fútbol!

    Malaga C.F. 0 1     Valencia C.F.
 
¡Qué cruel es el fútbol! El Málaga volvió a caer. Esta vez, sin haber hecho más méritos para ello que un despiste puntual. Un segundo en un mar de minutos de juego valiente, combinado, ambicioso... Y tan desafortunado que se humedecen los ojos. Volvió Duda y Obinna tuvo el empate en sus botas, pero las malas rachas no entienden de justicia. David Navarro marcó de cabeza y La Rosaleda volvió a agachar la suya.
El sistema que funcionó en la Copa, dejó entrever muy pronto sus lagunas. Se ve que muy pocas veces han bailado juntos Weligton, Stepanov y Juanito y, por momentos, se pisaban los talones. El resultado fue el aluvión de llegadas valencianas que acabó con Villa metiéndole el miedo en el cuerpo a los malaguistas. Un palo y un cabezazo que sacó con elegancia Munúa fueron la tarjeta de visita del delantero asturiano. Y un aviso para la retaguardia albiceleste, que pedía la vez para repartirse tanta dinamita ché.
Árbitro
Estrada Fernández (Colegio Catalán). Amonestó a Gámez, Bruno, Albelda, Stepanov y Weligton.
Formaciones
Málaga C.F.: Munúa; Gámez, Juanito (Benachour, min. 48), Weligton, Stepanov, Mtiliga; Xavi Torres (Baha, min.74), Apoño; Albert Luque (Edinho, min.70), Obinna y Duda. 
Valencia C.F.: César; Miguel, D. Navarro, Dealbert, Bruno; Albelda, Banega (Maduro, min.73); Pablo Hernández (Joaquín, min.80), Silva, Mata (Mathieu, min.89); y Villa.
GOLES
Valencia C.F.: David Navarro, min. 70.
INCIDENCIAS
Partido correspondiente a la tercera jornada de Liga disputado en La Rosaleda ante cerca de 23.000 espectadores. El dato oficial reflejó 21.624.

La cosa no funcionaba y Muñiz movió sus piezas. Juanito adelantó su posición y lo propio hizo Apoño, que se acercó para echarle una mano a Obinna. Entonces, el equipo se estiró y los complejos desaparecieron. Se igualó la balanza de oportunidades. Luque no llegó a rematar un centro raso de Duda y Obinna tuvo la más clara, pero se estrelló con César. Se asomaba al futuro el nigeriano. Le volvería a pasar más tarde.
El Málaga era colista, pero le jugaba de tú a tú a todo un Valencia. El mérito del destino era sujetar el marcador con un 0-0 durante tanto tiempo. Weligton, que aparece como nadie en los barullos del área chica, volvió a tener la de Almería, pero de nuevo el balón no logró escapar del bosque de piernas que se formó en un instante en la defensa ché.
Nadie podía prever el cruel desenlace que tenía preparado el partido. Sobre todo, porque casi todos cumplieron y mostraron su mejor versión. Xavi Torres se dedicó a robar y soltar. Mtiliga subió con constancia. Duda recordó, de nuevo, al que deleitó a La Rosaleda durante la temporada pasada. El portugués es, desde luego, ese futbolista distinto en el que vale la pena confiar para sacar adelante la situación. Ofrecía salidas y daba soluciones. Siempre buscó el peligro. Obinna es el otro recurso constante con el que cuenta el equipo. Pero toda su fuerza y agilidad para llegar arriba la tiene, quizás, por el déficit de gol que arrastra. Es un cañón, sí, pero tendría que contar con la fortuna hasta en la feria para llevarse algo.
En el intercambio de golpes y carreras, el Málaga se quedó dormido sólo un instante. Y lo supo aprovechar el Valencia. Por eso lo meten en el paquete de los grandes. Pablo Hernández puso un melón y entre Munúa y Stepanov se lo comieron. David Navarro sólo tuvo que poner la cabeza. La portería ya estaba desierta. Quedaban 20 minutos de partido y indignación suficiente en los locales como para lanzarse a por el empate que creían justo. Salió Edinho y Baha. Pero el que la volvió a tener fue Obinna. Mandó sus ocasiones al larguero y, la última, a las piernas de César. Si hay algo de justicia en el fútbol, la Liga le debe uno o más puntos al Málaga. Aquí hacen falta como el comer.

 

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