Una, dos, tres y hasta ocho amarguras consecutivas lleva el Málaga. Ocho puñados de arena, ocho partidos sin hacer tres en raya, ocho domingos sin ganar. Demasiado terremoto como para tenerse en pie. La última victoria queda tan lejos que uno ni la recuerda. Por el camino, un rosario de empates y un empujón tras otro al filo del precipicio. Mientras tanto, el colchón se ha ido desinflando y el aliento a mojo picón del Tenerife, que ayer perdió como estaba previsto, apesta demasiado. Y el de nicotina de Clemente. Pero esta Liga de ricos muy ricos y de pobres muy pobres concede oportunidades gratis. A tutiplén. Sólo así puede entenderse que, tras semejante bache (8 de 33), el Málaga todavía dependa de sí mismo para quedarse donde ha demostrado que no merece, en Primera. Porque esta Liga de mediocres es más generosa que la vida y te concede una novena oportunidad.
Y para dotarle de espiritualidad al asunto, aparece en los morros del Málaga la Catedral. Tan solemne, tan añeja y tan cargada de guiños y consuelos. Sin órgano y sin retablo, pero con mucha historia detrás de sus descoloridas butacas rojiblancas. Los de Muñiz llegan a la Bilbao del Guggenheim arrastrados y carcomidos con un miedo que les acompaña hasta en las sonrisas. Mientras sus rivales sueñan con la permanencia, el Málaga tiene pesadillas con el descenso. Y como dijo en su día Valdano: “El fútbol es un estado de ánimo”. Y tenía razón. Sólo una victoria hoy en San Mamés puede cambiar esa tendencia depresiva que amenaza con convertirse en crónica.
La ciudad, el equipo, sólo ha tenido tres días para digerir el tropezón contra el Sporting. Y en 72 horas ha dado tiempo a (casi) todo. Por ejemplo a hacer números. “Una victoria es suficiente”, dijo Obinna. Optimista. “No es tiempo de hacer cuentas”, reflexionó Arnau. Metódico. Cada uno aplica el Teorema de Pitágoras a su manera. Pero hasta en la cabeza del decano de los optimistas es inconcebible salvarse sin ganar.”El que lleva mucho sin vencer, está cerca de conseguirlo”, se consuela alguno. Otros buscan argumentos deportivos, y el clavo ardiendo al que se agarran es el mejor funcionamiento de los de Muñiz fuera de casa, donde la presión parece ser menor. Confiemos.
Sobre el partido, Muñiz avisa de la fortaleza y el juego aéreo de los leones de ‘Jokin’ Caparrós, un utrerano que ha terminado por acostumbrarse al ‘chiriviri’ vizcaíno. Por eso es previsible que el asturiano prescinda de la sofisticación de Benachour para volver a jugar con dos delanteros de raza: Baha y Caicedo. También regresa tras sanción Stepanov, que, presumiblemente, desplazará a Juanito al banquillo. No se esperan más cambios. En el Athletic saben que el tranvía llamado deseo pasa esta noche a la altura de sus pies. Ganar al Málaga es el único atajo que les lleva a Europa. La acumulación de partidos provocará que Caparrós realice alguna rotación. Para empezar, en la convocatoria ha dejado fuera a Javi Martínez por una sobrecarga y a Koikili por decisión técnica.
Alineaciones probables:
Athletic: Iraizoz; Iraola, San José, Amorebieta, Castillo; Susaeta, Iturraspe, Gurpegi, Gabilondo; Toquero y Llorente.
Málaga: Munúa; Gámez, Stepanov, Iván, Mtiliga; Fernando, Toribio, Apoño, Duda; Baha y Caicedo.