, a estas alturas de la película ya no basta con guardar más o menos esperanza acerca del desenlace. La venta tenía que llevar ya unos cuantos días resuelta y Sanz está impaciente. Como Muñiz. Y como la secretaría técnica. La plantilla sigue exigiendo un buen número de entradas y salidas y el Málaga 2010-11 aún no ha dado un paso. El reloj empieza a quedarse sin arena.
El presidente del Málaga no quiere que el proceso de venta se demore ni un minuto más allá de este viernes, para bien o para mal. La jornada de mañana vuelve a antojarse crucial para el devenir de la operación. Pero la complejidad del asunto y los continuos vaivenes de las conversaciones desaconsejan cualquier predicción.