Hércules C.F. | 0 | 0 | Málaga C.F. |
No retrasemos más el relato de los hechos que no se discuten. El Hércules falló un penalti y pegó un par de palos más. Dominó y creó más ocasiones que su rival blanquiazul, desacostumbrado a jugar con algunas de las piezas que sacaba el técnico portugués sobre el verde. Entre las buenas noticias se vio a Malagueño junto a Weligton y aunque no demostró ser ningún Balon de Oro, al menos sí demostró ser futbolista. El Hércules llegó mucho, pero tuvo fallos de bulto y el penalti sobre todo lo cometió Weli. Manolo, que estuvo a su derecha, también demostró capacidad y ganas, a pesar de que le falta todavía mucho ritmo de juego. En la portería no falló Arnau y tuvo, además, el discutible mérito de no encajar un penalti que Portillo lanzó al larguero en el ecuador de la primera parte.
Precisamente a partir de ese momento, el Málaga pareció asustarse y los alicantinos llegaron con mucha facilidad al área blanquiazul. La respuesta fue muy tímida. Apenas un tirito de Sebas Fernández (muy lejos de la supuesta versión de ese jugador costando tres millones de euros) o de Edu Ramos, que estrenaba paternidad en el centro del campo sin pena ni gloria. Así, con dominio local y algún susto para los visitantes, se llegó al descanso.
La segunda mitad no varió el panorama. Se comenzó igual y se terminó también con el 0-0. En medio, eso sí, se estiró un poco el conjunto de Jesualdo. Edinho peleó con bastante corazón, pero ningún acierto en la punta del ataque. Entró Gámez, que jugó en vez de Eliseu como interior diestro, y Quincy, que lanzó alguna carrera sin compañía. Tampoco él la buscó demasiado. El Málaga mejoró, en general, el papelito de Pamplona, demostró que no quería venirse abajo a pesar de que algunos detalles (como la aplicación del sistema) siguen sin estar pulidos. Y dejó abierta la puerta para la ilusión. Queda vida en la Copa.