Málaga C.F. | 1 | 2 | Real Sociedad |
0-1, minuto 43. Griezmann.
0-2, minuto 55. Llorente.
1-2, minuto 77. Juanmi.
No encuentra su identidad el Málaga. Al menos, no es la que pretende imponer su entrenador, que se mantiene inflexible en sus planteamientos y está llevando al equipo al desastre. Ferreira continúa siendo incapaz de sacar rendimiento a sus futbolistas y de diseñar un plan de partido solvente. Los rivales, con poquísimo, le superan cada jornada. El equipo no compite, no corrige sus errores y está perdido. Y el capitán del barco, el hombre encargado de liderar la transformación en grande del Málaga, está más perdido que sus futbolistas. Es incapaz de encontrar una sola solución, de adaptarse al fútbol español y de hacer competir a los blanquiazules. Su estreno en España no puede ser más pobre. Y visto lo visto, no tiene capacidad de reacción ni soluciones para arreglar este desaguisado.
La Real lo confió todo a su orden. Entregó la iniciativa al Málaga y aguardó su momento. Fernando, tras un rechace de Bravo, y Eliseu, con un intento de vaselina, estuvieron a un palmo del gol en la primera parte. Fue lo único que exhibió el Málaga en el primer acto. La ocasión le llegó a la Real al filo del intermedio. Llorente se filtró entre líneas y metió un baloncito al espacio a Griezmann, que definió con sutileza y calidad.
En la segunda parte, Ferreira dio entrada a Edinho y se la jugó con cuatro delanteros. Pero no había forma de variar el guión del partido. La Real jugaba cuesta abajo. A placer. En una arrancada de Xabi Prieto, el diestro vio en el horizonte la cabeza de Llorente, que cerró el partido. 0-2.
Ferreira insistió con un nuevo cambio ofensivo y dio entrada a Juanmi. El chaval es la mejor noticia del penoso arranque liguero malaguista. A sus 17 años, cambió el encuentro. Aquí hay futbolista. Su aparición y la garra de Papelito complicaron el final de partido realista. El uruguayo forzó un penalti que Apoño desperdició y, a la jugada siguiente, Juanmi apareció en el corazón del área para mandar a la red un buen centro de Gámez. El Málaga subió un par de marchas en los últimos 15 minutos y, aunque sin orden, complicó a los donostiarras. No fue suficiente. La Real tenía un mejor plan y supo ejecutarlo con más acierto. El Málaga no tuvo ni plan ni acierto. Sólo voluntad. Y a ratos. Su afición premió su desastroso partido con pitos y pañuelos.