No todo pinta bonito, no obstante. Si la semana ya ha sido atípica por lo que tiene de litúrgico, religioso y festivo, tampoco han acompañado ciertas declaraciones y actitudes. La Semana Santa comenzó con el fuego originado por Manolo Hierro y avivado luego por José Carlos Pérez y Abdullah Ghubn, con Fernando Sanz y unos emolumentos supuestamente no cobrados de por medio. Después vino Quincy y su ausencia del trabajo diario. Al holandés con pasaporte ghanés hace tiempo que no se le espera. Las sensaciones recuerdan a las del parón liguero. Al Málaga le toca abstraerse de lo externo para que no suceda lo de su visita al Levante.
Enfrente, un Racing de Santander mejorado tras las llegadas de Marcelino y Dos Santos, pero también pendiente de temas extradeportivos. El plantel espera que el nuevo dueño del club, Ali Syed, cumpla con lo pactado y les pague fichas atrasadas. La intención es centrarse en la competición, pese a tener un ojo puesto en otros asuntos.
Pellegrini, que se los llevó a todos a Santander, alberga pocas dudas en cuanto al once. Eliseu volverá a su sitio al lateral zurdo en detrimento de un Mtiliga más que correcto ante el Mallorca. Delante, Seba, Rondón y Baptista, bestia negra del equipo racinguista. Todo el arsenal a punto para no desaprovechar una ocasión inmejorable.