No es una mala selección Venezuela, que se ha despojado de su etiqueta de cenicienta de Sudamérica. En las eliminatorias para el pasado Mundial se quedó a sólo dos puntos de jugar la repesca y su nivel ha subido exponencialmente. Además de Rondón tiene al ex mallorquinista Arango (ahora en el Borussia Moenchengladbach), Miku (Getafe, pareja atacante de Rondón), Tomás Rincón (compañero de Mathijsen y Van Nistelrooy en el Hamburgo) o Roberto Rosales (Twente). O sea, gente preparada y con experiencia en Europa. Venezuela está encuadrada en un grupo complicado, con la verdeamarelha, Ecuador y Paraguay. El objetivo es acceder a los cuartos de final (hay tres grupos, pasan los dos primeros de cada uno y los dos mejores terceros).
En plena sobredosis de Neymar, joven estrella brasileña pretendida por el Real Madrid, Rondón, plenamente recuperado de la rotura fibrilar que le impidió jugar el tramo final de liga y un amistoso contra España, salta al Estadio Único de La Plata con ganas de reivindicarse.