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(2-0) Al Málaga le gana cualquiera

    Rayo Vallecano 2 0     Málaga C.F.

 

 
Otro ridículo. Y van tres consecutivos. Se supera el Málaga en cada partido. El parcial, al más puro estilo baloncestístico, ya es de 9-0. El equipo de Pellegrini está moribundo, sin alma, sin chispa, sin intensidad. No corre, anda. Hace buenos a los rivales. No tiene orgullo, no reacciona. Hoy amplió su leyenda negra en Vallecas, donde cayó por 2-0 con total merecimiento. Botelho en el siete encarriló el partido, Eliseu con su expulsión en el 41 ayudó y Tamudo lo rompió en el 70. Penoso porque es que, por si fuera poco, el Málaga ni tiró a puerta (el Rayo lo hizo siete veces). Así es poco más que imposible, así le gana cualquiera.
 
Volvió a salir el Málaga como acostumbra. Su partido nació muerto pese a las rotaciones de Pellegrini (mirar ficha adjunta si se desea pasar un mal rato). El caso es que el equipo blanquiazul empezó regalando sus espaldas y aireando como acostumbra sus vergüenzas defensivas. En sólo 50 segundos ya había llegado el primer susto en una incursión por la banda izquierda del Rayo. Las galopadas de Botelho, ayer lateral por necesidad, prosiguieron. Gámez y Joaquín no supieron pararle y en otra jugada por su banda surgió una buena triangulación que culminó Tamudo para que Willy salvara. Lo que no pudo salvar el meta argentino fue el gol del Rayo, que llegó pocos minutos después tras un córner que tuvo su génesis en la misma banda. Botelho, ahora de rematador, llegó al área pequeña desde atrás, con zapatillas de andar por casa y cabeceó a placer, con una facilidad abusiva. Como si un martillo rompiera una nuez.
Crónica on-line
Árbitro
Ayza Gámez(Colegio Valenciano). Expulsó a Eliseu por agresión a Lass y amonestó a Toulalan, Tito, Figueras y Jesús Gámez.
Formaciones
Rayo Vallecano: Cobeño; Tito, Arribas, Figueras, Botelho; Lass (Dani Pacheco, m.47), Movilla, Javi Fuego, Piti (Trashorras, m.65); Michu y Raúl Tamudo (Koke, m.78).  
Málaga C.F.: Willy; Jesús Gámez, Sergio Sánchez, Demichelis, Eliseu; Joaquín, Toulalan (Apoño, m.72), Duda (Monreal, m.41); Cazorla (Maresca, m.72), Seba Fernández y Van Nistelrooy.
GOLes

1-0, minuto 7. Botelho cabecea a placer un córner botado por Piti.
2-0, minuto 70. Tamudo por bajo tras un sensacional pase de Trashorras.

INCIDENCIAS
Partido correspondiente a la décima jornada de Liga disputado en el Nuevo Estadio de Vallecas ante 11.000 espectadores.

Así que la escaleta se volvía a repetir por tercer partido consecutivo. Gol en contra tempranero. Las rotaciones chirriaban. Sergio Sánchez se mostró inseguro y con muchos desagües, nunca se entendió con Demichelis. Cada saque de esquina del Rayo era un nudo en la garganta. Y eso que no dispone de hombres altos, pero sí de una estrategia ofensiva trabajada. Una pizarra que el Málaga tiene sin tiza. A todo esto, Cazorla y los hombres de ataque ni habían aparecido. El equipo de Pellegrini estaba descosido y cortocircuitado. Hasta el minuto 16 no lució el guardameta local Cobeño su rosa anacardo en la tele. Y fue en un saque de puerta. Y es que no tiró a puerta el Málaga en la primera mitad. Tampoco en la segunda. Ni siquiera tuvo arrestos de acercarse al área. Sólo una falta mal sacada por Cazorla, y ni eso, merecen la pena ser destacadas. El bagaje ofensivo del Málaga se cogía sin manos.
Y enfrente un Rayo sin jugadores demasiado conocidos, con carencias. Pero con agresividad, con ayudas, solidario. Un Rayo que parecía el Barcelona. Con una afición que empuja y presiona como pocas. Aún así, el Málaga dio un tímido paso al frente poco antes del ecuador. Joaquín y Cazorla cambiaron de banda pero todo seguía hueco. No había circulación ni ideas claras. La incapacidad para crear fútbol es alarmante. Pero todo podía ir peor. Y tanto. Lass y Eliseu, enfrascados en un bonito duelo de velocidad e intensidad, se enzarzaron en un lance que dio con los huesos del portugués en el vestuario. Era el minuto 41. El Málaga se quedaba con uno menos por una expulsión cuanto menos controvertida. La reacción de Pellegrini fue la de sacar a Monreal por Duda. Pudo compensar Ayza al rato. Pero no expulsó el valenciano a Figueras, último defensor en una falta que cortó una jugada de gol. Sólo vio la amarilla. El Rayo ganaba al descanso en goles, el Málaga en expulsiones.
El equipo del sur de Madrid terminó como empezó, gozando de una ocasión clarísima. Si en el atardecer de la primera Willy se la paró a Tamudo, en el amanecer de la segunda Michu se encontró con el palo. El Rayo volvió con ganas del descanso. Una imagen que chocaba con la del equipo rival, el Málaga, que salió con la misma cara de lelo que en los últimos encuentros. Derrotado de nuevo. Defendiendo con distancia de seguridad, como maniquíes. Jugando al trote, andando. Y con uno menos. La mejoría fue ínfima, de las imperceptibles. Y el Rayo lo aprovechó, muy replegado en su campo y creando peligro cuándo y cómo quería. Los de Sandoval controlaron a placer y gestionaron su gol con método y tranquilidad. Dani Pacheco, que salió por Lass lesionado, la tuvo en una bonita triangulación propiciada por un fallón Gámez. Era el minuto 52. Siete más tarde Piti disparó fuera desde lejos.
El Málaga no funcionaba. Depende demasiado (obviamos a Baptista) de Cazorla, que padece un bloqueo que le hace jugar como si tuviera los pies atados. Joaquín tampoco anda fino. Toulalan no puede con su alma de tanto multiplicarse y también se ha contagiado del mal endémico. Los "jugones" no carburan. Pese a todo, lo que es el fútbol, el equipo malaguista la tuvo. Y la desaprovechó. Perdonó Van Nistelrooy. Está más cristiano que nunca el holandés. Lo decimos por lo del perdón. Gámez puso una, noticia, y Van Gol en el segundo palo remató al suelo, tan picado que se marchó alto. Ahí estuvo el partido, claro que hubiera sido injusto.
Mientras tanto, el cántaro del Rayo se fue llenando. Tanto que se rompió. Tuvo mucho que ver la salida de Trashorras, ese jugador que estuvo en los filiales del Madrid y el Barcelona y que lo repescó Las Palmas cuando ya estaba desahuciado. Ese jugador que ahora juega en Primera y que dio dos asistencias primorosas a Tamudo. Una con el tacón, que falló. Otra, preciosa en profundidad en el 70, que no desaprovechó. El ex perico le marcaba el duodécimo gol a su rival fetiche. Y ahí, ya lo estaba, pero queda bien decirlo, se rompió el cántaro y el partido. Y ya no hay más que contar del choque, sólo recordar que el Málaga sigue en la higuera. Y que no le da por bajar. A ver si viene Ghubn con su sonajero porque a este equipo le gana cualquiera. 

 

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