En la misma cita, el vicepresidente ejecutivo del Málaga pidió un mes más de prórroga para poder afrontar los pagos pendientes de la temporada pasada, la deuda refinanciada en Campoamor. Los jugadores valoraron hacer un comunicado, pero optaron por delegar su voz en Pellegrini ante una posible represalia de la afición si perdían algún partido.
Y perder, perdieron. Contra el Rayo y contra la Real Sociedad en casa. Eso sí, con el pase a los octavos de final de la Champions en el campo del Milán de por medio. Hoy, 17 días después de la reunión, tampoco han podido ganar y han empatado en el campo del colista Osasuna. Lo único claro, aparte de los números, es que el equipo ha pegado un bajón físico y anímico. Luego están los que ven más allá con retintín y los que lo achacan a algo deportivamente lógico tras muchos partidos de competición sin descanso. El debate está servido.