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Fiesta flamenca en el avión para celebrar el liderato

Redacción local

Un hito como alcanzar la primera plaza de la Champions League bien merecía una celebración especial. Además, con ese encanto especial que le da a las fiestas que surjan de manera espontánea. Un largo regreso de San Petersburgo a Málaga que algunos jugadores de la plantilla han definido como "el mejor viaje" que jamás han realizado. Así fue.
Se alinearon los astros para que todo coincidiera. Primero, lo deportivo, que marcó el estado de ánimo de todo el pasaje. Luego, la presencia de un guitarrista, una cantaora y una bailaora que estuvieron en el desplazamiento porque coincidió con un evento de promoción turística en la ciudad rusa.
Por último, para prender la mecha, unos individuos con ganas de cachondeo y muy poca vergüenza se encargaron de calentar a los tres artistas para que se arrancasen y comenzaron a acompañarles en su show.
Empezó a sonar flamenco y rumbas, palmas con más o menos compás. Un jolgorio en toda regla. El estrecho pasillo del Boeing se convirtió en un tablao lleno de arte. Popurrit de rumbas, de Los Chichos, Gipsy Kings, Sabina, Bambino... auténticos clásicos. Algún cuplé de carnaval y Jammin de Bob Marley.
El pasaje alucinaba. Muchos de los pasajeros comenzaron a sumarse a la fiesta, donde no podía faltar el vodka y el cava, esto último cortesía de Halcón Viajes. Cada uno sumando su granito de arena para que el festival fuese redondo.
Los jugadores, técnicos y directivos del Málaga se encontraban en primera clase, detrás de una cortina azul que les separaba del resto del avión y, por lo tanto, de la fiesta. Pero no pudieron mantenerse ajenos. Se acercaron atónitos Demichelis y Eliseu, que terminó bailando rumbas como uno más. Muy grande el portugués, uno de los futbolistas más sencillos y normales de esta gran plantilla.
El ambiente cada vez estaba más y más caldeado. En pleno apogeo, se animó a cantar hasta un miembro de la tripulación. El azafato cantó un popular tema ruso -Katiusha- para sorpresa y regocijo del personal.
Después de unas dos horas de fiesta, los asistentes de vuelo pidieron un 'break' para poder servir la cena. Lo cierto es que su comprensión con el pasaje fue enorme y cómplice en muchos momentos.
Tras la comida algunos jugadores pidieron al trío flamenco que les hiciese un show similar allí en primera clase. Accedieron. Esta parte ya fue privada, aunque algo se intuía desde la parte trasera del avión, donde se vio a un animado Mario Husillos. Baile y cante de Champions.
Cuando terminó el segundo show, aunque el cansancio hizo mella en parte de los presentes, algunos de los pasajeros continuaron haciendo divertidas imitaciones y con un popurrit de chistes. No faltó de nada. Bueno, sí. Hubo coincidencia general: "¡Ha faltado Joaquín!". El gaditano, puesto al día de lo ocurrido hace apenas un rato, lo lamentó profundamente.
Y la guinda, cómo no, corrió a cargo del consejero Francisco Martín Aguilar, el carismático directivo realizó a través de la megafonía del avión un discurso muy en su línea. No podía faltar. Agradeció a los presentes el esfuerzo realizado para estar con el equipo y felicitó el logró conseguido en el campo. Un maestro del protocolo y el detalle.
Así, rondando las cinco horas de la madrugda en España se llegó al aeropuerto de Málaga, en un viaje único y que ninguno de los presentes olvidará jamás.

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