Eliminados, pero orgullosos

Ismael Touat IIIFin al sueño. El Málaga cayó eliminado en Copa del Rey ante el Barcelona tras un partido que fue un auténtico homenaje al fútbol. Puede decir el equipo de Manuel Pellegrini que puso contra las cuerdas a todo un Barça inabordable en Liga y Champions.
Murió con las botas puestas tras un choque que permitió soñar con las semifinales.
Durante 165 minutos el Málaga miró a los ojos del quizá mejor equipo de la historia hasta el punto de que los culés se vieron obligados a alinear a su mejor once y practicar su mejor juego. Lástima de resultado, que no de actuación. Pocos pueden presumir de hacer lo que hizo el conjunto blanquiazul tanto en la ida y la vuelta. Y con varios de sus mejores futbolistas en la grada o en el banquillo.
El malaguismo se acostó feliz por poder disfrutar de un equipo que además tuvo que competir contra un mal árbitro y un peor césped. Para estar orgulloso de un Málaga que ha demostrado ser capaz de tutear a cualquiera. Decían los jugadores que la eliminatoria contra el Barcelona era un perfecto entrenamiento de Champions. El Oporto, visto lo visto, no debe estar demasiado tranquilo. 

El Málaga se plantó en La Rosaleda con la misma fe que le dio el empate una semana antes. Consciente de que el Barcelona iba a ser el propietario del balón, los blanquiazules se repartieron por el infame césped con la misión de no dejar un resquicio al ingenio culé. Ya habría tiempo de encontrar a Pinto. El Málaga nunca se agazapó en su área. Es más, el gol de Joaquín fue paradigma de lo que quería Pellegrini. Robo, combinación eléctrica y remate. Tuvo antes que golpear Pedrito para que ocurriera, no obstante.
Al plan del Málaga le salió una tara en el minuto 8. Su primera pérdida en campo culé acabó con el canario embocando un centro de Alves a las mallas de Kameni. Gol, hay que decirlo, con fuera de juego. Primer error de Mateu Lahoz.
No cundió el desánimo porque casi al instante respondió con grandeza el Málaga. Un balón recuperado por Iturra llegó a Duda previo paso por Seba, el luso hizo un regalo milimétrico a Joaquín y el gaditano la colocó donde no podían llegar las manos de Pinto. Éxtasis en La Rosaleda. Pudo haber, también hay que señalarlo, mano de Seba en la jugada. Otra más en el debe de Mateu Lahoz, muy poco ecuánime a la hora de repartir tarjetas e indicar faltas. A punto de hacer perder los nervios tanto a jugadores como espectadores.
El partido entró en un nuevo escenario y Martiricos asistió a una primera parte de videoteca. La mejor de la temporada. Subió el ritmo a cotas al alcance de muy pocos equipos. El Barça siguió adueñándose de la pelota, pero ya estaba sobreaviso. El Málaga nunca le perdió la cara al encuentro, pese a que reculó en demasía en alguna ocasión. Por eso Iniesta casi marca el segundo, entrando hasta la cocina solo. Su disparo fue al larguero. Antes Kameni ejerció de salvador ante Messi.
No se arrugó el Málaga, quien pudo desequilibrar el marcador tras un tremendo tiro en la frontal de Camacho. Santa Cruz, en jugada a balón parado, tampoco estuvo lejos de batir a Pinto. Así se marchó el encuentro al descanso. Canto al fútbol escrito por dos equipos con mayúsculas que superaron incluso el mal césped. Se sucedieron imprecisiones nada habituales en ninguno de los casos. Dos estilistas en dificultades para templar y pegar.
Tras la reanudación, Mateu Lahoz volvió a estar poco fino en una galopada de Joaquín derribado por un Busquets que tuvo que ver la segunda amarilla. Siguió el juego y poco después Piqué batía a Kameni con mucha clase. Tocaba tirar de épica, porque el Málaga necesitaba dos tantos para pasar de ronda. La épica que trajo Roque, que golpeó con alma y precisión en el 2-2 tras otra contra de libro. El Barça había conseguido adormecer el partido con un Málaga muy cansado, pero no contó con el orgullo y vigor de la tropa de Pellegrini.
La ilusión de la eliminación duró lo que Cesc e Iniesta tejieron una jugada de las que sólo se ven en Playstation. El 2-3 hacía pensar en una proeza utópica pero Messi ya la hizo imposible. Pellegrini sacó a Piazon y Saviola pensando en la remontada, pero Messi se adelantó al 'Ingeniero'. La Rosaleda siguió animando a los suyos y no era para menos. El Barça fue obligado a sudar tinta en La Rosaleda para vencer a un Málaga imponente. Para aplaudir hasta dejarse las manos.