Atrás quedaron el Partenón, el Manneken Pis, el Duomo o la Iglesia del Salvador sobre la sangre derramada. La ‘próxima estación’ es Oporto, la segunda ciudad más importante de Portugal, en la que tuve el placer de vivir durante casi un año.
Oporto es un lugar tranquilo, en el que llaman la atención los contrastes. Las zonas ricas se mezclan con edificios abandonados, y las grandes avenidas colindan con callejones estrechos más típicos de un pueblo que de una gran ciudad.
Su casco antiguo es considerado Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, por lo que hay varios puntos que debemos visitar. La Ribera del Duero es quizás el lugar con más magia de Oporto. Desde ella, se puede observar el colorido de la ciudad, los puentes, las numerosas bodegas (al otro
En el centro, de la ciudad, muy cerca de la Plaza de la Libertad (donde los malaguistas han planeado un encuentro para el martes 19 a las 12:00, hora local), destacan la Torre de los Clérigos; la Librería Lello, una de las más bonitas del mundo, y en la que se han rodado escenas de Harry Potter; la Catedral y la Estación de São Bento, el Mercado de Bolhao, o el propio Ayuntamiento, donde el Oporto celebra sus títulos.
En cuanto a la comida, es obligatorio probar la Francesinha. No os voy a explicar qué es, mejor que lo comprobéis con vuestros propios ojos, y con el paladar. El bacalao es delicioso, y en general todos los pescados y mariscos son espectaculares.
En lo que se refiere al vino, la zona de Vila Nova de Gaia alberga multitud de bodegas en las que puedes realizar una visita en la que te explican la historia y la elaboración del vino, o directamente puedes degustarlos sin hacer la visita previamente. Os recomiendo la bodega Ferreira, que está algo más alejada pero el vino es estupendo.
Los amantes del café también están de enhorabuena, ya que lo importan de Brasil (antigua colonia portuguesa) y tiene un sabor característico. Hay una cafetería muy especial en Oporto, el Majestic, que llama la
Moverse en Oporto a pie es lo más cómodo y sencillo, ya que en el centro de la ciudad todo está relativamente cerca. Para ir a Do Dragao se puede coger el metro, ya que el propio estadio es la última parada de una línea. Para bajar a la ribera, se puede hacer a pie o en un furnicular desde el que se ve el Duero hasta casi su desembocadura.
Por último, a modo de consejo, os explico por encima cómo son los aficionados portugueses. Tuve la oportunidad de ver un Oporto-Atlético de Madrid de Champions, y la rivalidad con los equipos españoles es notable (ese día hubo altercados en los alrededores del estadio), por lo que lo mejor es ir a disfrutar con respeto de nuestro Málaga de Champions.