F. Godoy IIIEl Málaga ha perdido su flow, su chispa, su duende. Empató a cero con el Atlético. El equipo de Pellegrini, que era un reloj suizo, se ha convertido en un conjunto tembloroso, en un conjunto de pequeñas repúblicas que no conectan entre sí.
Necesitaba ganar porque venía de dos partidos horribles en Oporto y Sevilla. Corta la dinámica de las derrotas, pero las sensaciones que arroja son preocupantes. No genera su fútbol vistoso y ágil, es previsible, carece de llaves maestros. El arsenal es cada vez menor y sus principales figuras andan ausentes, sin magia. Pellegrini busca soluciones, varea su plantilla a ver qué cae, pero nadie le da respuestas contundentes.
La puesta en escena del Málaga fue osada. En lugar de competir contra el Atlético a base de músculo, Pellegrini optó por tirar de casi todos sus jugones. Lo cual llevó a Toulalan a jugar un 'yo contra todos'. Porque los de Simeone supieron ocupar los espacios y derrochar físico, casi siempre defendiendo en superioridad cada vez que el Málaga trataba de sacar el balón jugado.
Los rojiblancos daban la sensación de tener una marcha más y amenzaron en varias ocasiones al Málaga. Aunque la mayoría, probando fortuna desde lejos. En su balanza, los blanquiazules podían contar un remate de cabeza liviano de Piazon y testarazo espectacular de Demichelis que lamió el poste de Courtois. Joaquín puso un córner perfecto y el argentino giró el cuello para impactar con el balón.
A nivel cualitativo y casi cuantitativo, eso fue el Málaga, más centrado en sacar de sus casillas al abucheado Diego Costa.
Quedaban 45 minutos y la sensación de que Pellegrini debía hacer algún movimiento estratégico para intentar doblegar al Atleti.
Pues pasaron los minutos y de nuevo sólo se contaban tiros lejanos. Koke y Joaquín probaron fortuna también. Pero no se adivinaba quién podría salir vencedor del envite. Ambos equipos derrocharon el físico que tenían. Poca precisión, eso sí.
Simeone quitó a Costa, que vio una amarilla por simular una caída pero no por sus repetidas faltas. Cuestión de conceptos arbitrales. Pellegrini quitó a los desgastados Joaquín e Isco. Sus balas fueron Iturra y Seba Fernández. El cambio de Isco, por cierto, no convenció a parte del respetable, pero no estaba el Golden Boy para mucho.
La tuvo Weligton, de cabeza, tras una falta lateral servida por Antunes, de nuevo a gran nivel. El Málaga lo buscó, pero con más fe que fútbol. Pero se fue con el premio máximo que podía obtener en el momento que atraviesa. Si gana en Valladolid, puede hacer la media inglesa al revés. El bache no es de actitud, es de frescura, de juego, de dinamismo, de gol. Necesita recuperarlo ya.