Es la Champions, la vuelta de los octavos de final ante un equipo ganador por dos veces del torneo. Encima, obligando al Málaga a una gesta, para dar un toque de dramatismo desde el minuto uno.
Ha servido de estímulo para el equipo y la afición que se necesite precisamente eso, una noche épica. Para empezar, la fiesta comenzará horas antes del duelo y se prolongará en las gradas en los prolegómenos (tifos y mosaico incluidos) con casi 30.000 malaguistas. Y cuando Rizzoli señale el inicio, todos se transfomarán en ogros que buscarán asustar a los dragones.
Es una noche, también, para saborearla. Porque puede ser la última, porque hay que disfrutarla por los que ya no están y nunca soñaron con algo así. Luego el balón será juez implacable, que no por ello justo. El Málaga, ultramotivado, llega lamentando que Eliseu y Portillo no hayan llegado como a Pellegrini le hubiese gustado. Pero se espera que Joaquín e Isco dominen los partidos como hace unos meses, a base de magia y jugadas imposibles. Tendrán el apoyo de Baptista, hombre de recuerdos míticos para el malaguismo, al que ya le toca hacer honor a su leyenda.
Aunque insisten jugadores y técnico en que también es esencial no recibir un gol. Una cosa es la épica y otra tener que buscar tres goles. Una ansiedad difícil de manejar ciertamente. Exige este partido de octavos un perfecto trabajo coral, el apoyo incondicional de la afición y el factor suerte (donde también entra el capítulo arbitral).
Podríamos hablar ahora del Oporto, de si saldrá a conservar su tesoro o a rematar la faena que inició en Do Dragao. También hablar de Martínez, Moutinho o Rodríguez. De si Pereira prepara alguna sorpresa táctica. Pero da igual, porque estamos ante la noche del Málaga. Y será lo que el Málaga quiera. Está en sus botas.
Alineaciones probables:
Málaga CF: Willy Caballero; Jesús Gámez, Demichelis, Weligton, Antunes; Toulalan, Camacho; Joaquín, Baptista, Isco; y Santa Cruz.
Oporto: Helton; Danilo, Otamendi, Mangala, Alex Sandro; Fernando, Lucho, Moutinho; Varela o Izmailov, Jackson Martínez y James Rodríguez.