El Málaga busca desesperadamente la orilla

F. Godoy IIIEl Málaga busca desesperadamente llegar a la orilla, terminar de una vez una temporada infinita con el premio de la Europa League. Pero muestra los síntomas de un maratoniano que sabe que apenas quedan unos metros para llegar al fin a la meta. Lo mejor es que tiene un colchón de siete puntos sobre Getafe y Sevilla, que han jugado un partido menos, eso sí. 

Su cansancio se palpa en cada acción. Pocos son los que están al nivel que se espera y las lesiones se multiplican. Al menos ahora tendrá una jornada de paréntesis gracias al encuentro adelantado que jugó el miércoles en el Bernabéu. Ganar al Deportivo es dejar de remar. Están extenuados, también mentalmente.

Para ser un derbi, había más intensidad casi en las gradas que en el cuidado césped de Martiricos. Pesa la temporada al Málaga o eso es lo que transmite. Aunque tampoco se encontró a un Sevilla excesivamente esplendoroso. Pero estas historias a veces se reescriben si acompañan los detalles. Y ahí entra Pérez Lasa, que los tuvo y para mal.
Avisaba que sería un arbitraje extraño cuando en el minuto dos obvió unas manos claras en el área por parte de Cala, que cortó una combinación entre Isco y Joaquín. Luego, ocasiones justitas y una extraña vara de medir las faltas. Los de Emery rondaron a Kameni en varias ocasiones, Negredo un par de veces, Rakitic y Coke, que forzó al portero camerunés.
En la bolsa del Málaga tampoco había mucho más botín. Un disparo desviado de Camacho, algún intento de Baptista y acercamientos de Pedro Morales. Eso fue todo.
Había que calentar el ambiente viendo cómo estaba la noche. Y reapareció Pérez Lasa. Primero ordenando sacar un córner con Pedro Morales tirado en el centro del campo (al que dijo que se levantase), lo que provocó las iras del público y de los jugadores del Málaga. Sí, tenía razón el colegiado vasco. El chileno fingió tan bien que se marchó del partido cojeando para que entrase Duda. Entiéndase la guasa.
Y para compensar, como hacen los malos árbitros, le tocó vivir algo parecido al Sevilla. Eliseu despejó el córner como pudo e impactó con Negredo, que entraba como un bisonte. El vallecano salió mal parado, pero Pérez Lasa ni se inmutó. Fue finalmente Duda el que tuvo que echar el esférico fuera. Y así se despidió el partido en su primera mitad, con los decibelios de La Rosaleda in crescendo.
La desdicha del Málaga se prolongó en la segunda mitad. Nada más arrancar Eliseu tuvo que pedir el cambio. Las piernas no van. También siguió el show de Pérez Lasa, que enseñó a Cala una tarjeta que era de Alberto. Tuvieron que insistirle con vehemencia para que rectificase.
Seguía cortito de ocasiones el derbi, aunque el Sevilla casi saca petróleo de una discutible falta de Iturra. Rakitic conectó con Cala. Kameni, a una mano, abortó el peligro. La respuesta del Málaga llegó con un disparo franco de Duda desde la frontal que se marchó alto.
Después de un buen tramo con ambos equipos jugando a nada, el Sevilla casi saca petróleo de un error de Weligton ante Navas. Negredo se la dejó a Rakitic, que cabeceó fuera con Kameni volando desesperado. Casi inmediatamente, Negredo también mandó otra por encima del larguero con la testa.
Y Pérez Lasa, que llevaba un rato sin sentirse protagonista, reapareció para sacar una tarjeta a Baptista por colocar el balón en una falta. Absurdo todo. El disparo, por cierto, fue inofensivo.
Otra más del colegiado y su arbitraje casposo. Cuando Duda se disponía a sacar un córner, detuvo la acción para mostrar amarilla de Lugano por falta y seguidamente... ¡ordenó repetir el saque de esquina! Un disparate.
El resto fueron intentos desesperados e imprecisos de buscar oro en el desierto. No está para mucho más el Málaga, que al menos ha detenido la persecución del eterno rival, que está a siete puntos y el goalaverage.