El Hamdaoui es el nuevo mesías

F. Godoy IIILa Rosaleda tiene nuevo ídolo. El Hamdaoui, profeta y mesías en su primera aparición por Martiricos. Tres goles y una asistencia son su carta de presentación. Y sin estar al cien por cien. Es la promesa de que este Málaga no está tan muerto como muchos vaticinaban tras desmontar su equipo de Champions. 

El marroquí lo tiene todo. Si el físico le acompaña será una de las sensaciones de la Liga. Su figura representa a esa estirpe de delanteros que el Málaga 'premillonario' siempre tuvo y que suponían el salto de calidad en un equipo de profesionales aplicados. Catanha, Darío, Dely, Salva, Baiano...

Para el Málaga el choque tenía una importancia capital, que no por obvio dejaba de ser más real. Así que su puesta en escena estuvo a la altura de la ocasión. Presionó arriba, con un Eliseu enchufado que forzó varios saques de esquina. Una bendición para Morales. Tras uno sacó un centro chut que obligó a Rubén a un escorzo complicadísimo. Luego sirvió otro en bandeja a Angeleri, que tiene flor para estar en el sitio en los córners. 
Siguiendo con el luso y el chileno, volvieron a ser protagonistas. El primero casi marca una falta directa de estilista. Luego, Morales desperdició un mano a mano ante Rubén, asistido por un El Hamdaoui que empezaba a destaparse. El marroquí avisó de nuevo al exmalaguista.
Sin embargo, el Rayo ganó algunos metros a medida que el Málaga limitaba su ferocidad. Seba asistió a Larrivey, que no llegó por poco a batir a Willy, vendido ya. Pero cuando los vallecanos más animados parecían, emergió El Hamdaoui.
Su primer gol fue la guinda a una jugada bellísima. Mareaba el Málaga el balón en la zaga, en los pies de Angeleri, que había rifado varias posesiones en la primera mitad. Pero de manera brillante e inesperada sacó el tiralíneas para una galopada de Antunes -bien Eliseu amagando y arrastrando al lateral- mientras el portugués se comía su carril. El Hamdaoui llegaba como un bisonte a situarse donde deben vivir los asesinos del área. Centro perfecto y gol. Dicen que Rubén colaboró, mas no empaña la belleza del tanto.
El delantero marroquí se creció e intentó cada vez más cosas. Tiró un desmarque que Morales entendió a la perfección (el Rayo reclamó fuera de juego), levantó la cabeza y regaló el segundo a Portillo. Tan venido arriba andaba que probó una vaselina minutos después. La coda a la primera mitad la puso Willy con una buena parada a tiro de Saúl. 
El Málaga ya había cogido velocidad de crucero y ni el descanso le hizo decelerar. Gámez se sumó a la fiesta tras una combinación de Portillo y Darder. Su centro raso pasó ante los ojos de El Hamdaoui, siempre cerca del gol. 
Y los de Schuster cerraron el acta en el 49. Fue obra de ese genio, ese loco llamado Eliseu. Indescifrable como siempre. Capaz de lo mejor y lo peor (últimamente más de lo primero). Su gol, como casi todos los que hace, fue en realidad golazo. En el pico del área, con su pierna 'mala', una rosca infinita que detuvo el lateral de la red.
Con el Rayo descompuesto, la fiesta era ya un homenaje al anfitrión, que quería desquitarse del 1 de 9 inicial. Malabarismos de Portillo para no perder un balón, Morales a lo 'Laudrup' para Gámez que entró en el área como un puñal, centro raso para El Hamdaoui... Con el marroquí en la zona caliente el resultado no podía ser otro. 4-0. Y cuando ya había conquistado el corazón de La Rosaleda, regaló el tercero de la tarde. No fue como los anteriores, de estar en el sitio. Imaginó que era posible colarse en el área y buscar el primer palo de Rubén. Con la zurda...
Un festín en toda regla encabezado por El Hamdaoui, que enamora a primera vista. Se marchó ovacionado, qué menos. El Málaga muestra sus credenciales en el llamado 'primer partido de su Liga'. Sin despegar los pies del suelo, despeja dudas. Y Schuster comienza a esbozar media sonrisa.