Y el equipo de Schuster viajó a Valladolid como uno de los menos goleados de la Liga, con cuatro goles encajados en seis jornadas. Entonces encadenaba tres jornadas consecutivas sin recibir un tanto (ante Rayo, Real Sociedad y Almería).
Pero en Pucela y el otro día en casa ante Osasuna el equipo ofreció síntomas de una fragilidad defensiva inexistente hasta el momento. El Valladolid aprovechó dos jugadas a balón parado muy mal defendidas por los blanquiazules. Y el viernes contra Osasuna el equipo concedió un ingente número de claras oportunidades de gol en la primera parte. Una de las prioridades en este parón es recuperar las buenas sensaciones defensivas que el equipo tuvo durante las primeras jornadas del campeonato.