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"Pánico", "Condenado al sufrimiento", o "¡Schuster, vete ya!", duros titulares

En el día después del empate ante el Valladolid, el miedo no desaparece en el malaguismo. El descenso aún está a una victoria de distancia, pero lo peor es la sensación de incapacidad y bloqueo que transmite el equipo de Schuster, que alterna buenos minutos con otros de pánico. 

Los titulares de la prensa son un buen indicador de la situación que se respira.
"Se condenó ayer el Málaga a sufrir el resto de la Liga, excepto que se obre un milagro en los próximos partidos. Como no tiene trazas de ser así, el equipo entrenado por Bernd Schuster se moverá en la cuerda floja en las doce jornadas que quedan para el final de un torneo que va adquiriendo tintes de nefasto para el conjunto blanquiazul", dice la crónica de Sur, titulada "El Málaga, condenado al sufrimiento".
Más explícito es La Opinión de Málaga, con un elocuente "¡Schuster, vete ya!", como cantaba La Rosaleda en el descuento. "No hubo derrota pero sí hubo drama. El Málaga salvó un punto contra un feo Valladolid gracias al paradón en el último segundo de Willy Caballero, pero con una puesta en escena desquiciante y a la vez inquietante que no invita a ser optimista en el futuro blanquiazul. No sólo no pudo ganar a un rival directo, sino que la afición acabó dando las gracias de tener al coloso de Caballero bajo palos y pidiendo con total unanimidad la cabeza de Schuster. Es evidente que algo no funciona y que el punto de ayer sabe a derrota", se cuenta en la crónica.
"El punto del pánico", dice Málaga Hoyque se pregunta: "¿A quién se va a ganar si no se consigue ante el Valladolid y en casa? ¿Dónde se van a conseguir los al menos 15 puntos necesarios para la salvación si se llevan seis de los últimos 27? La grada se hacía preguntas mientras se resquebraja su comunión con el equipo y el técnico. Tissone es abroncado cuando le cambian, a Schuster se le grita de manera atronadora que se vaya cuando llega el minuto 90. El día era grisáceo pero el horario era bueno. Que La Rosaleda no se llenara resultó sintomático, indicativo del hartazgo que existe. Hay que estar a las duras y las maduras, se reclama desde el club. Aplicable a él también. Y Willy Caballero evitó que un malagueño, Javi Guerra, abriera la caja de los truenos con una prodigiosa mano abajo en un cómodo remate de volea en el minuto 93".

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