El Málaga no ha empezado con buen pie el 2015. Dos puntos sobre doce posibles y la eliminación copera conforman la hoja de servicios del equipo de Javi Gracia en este mes de enero que finaliza. Los resultados evidencian un bajón colectivo e individual en la plantilla blanquiazul.
Muchas pueden ser las claves que determinen el bache de juego y resultados. Una parece clara y es la excesiva carga de partidos que ha tenido el equipo. En total, ocho en 26 días, esto es un encuentro cada tres días (solo un triunfo, en Copa ante el Levante). Demasiada cuesta de enero para una plantilla larga, sí, pero entre comillas, y que ha acusado también estas semanas la ausencia de tres hombres básicos por lesión: Camacho, Weligton y Sergio Sánchez. Los dos primeros ya han regresado a la dinámica, pero deben coger todavía el ritmo y ponerse a tono físico.
Una chispa que todavía no han recuperado otros dos jugadores claves en la primera parte del campeonato, Amrabat y Juanmi. Ambos son sombras de lo que fueron tras lesionarse. Los dos están lejos de su mejor versión. Preocupante en el caso del primero, llamado a ser el futbolista desequilibrante del equipo y que ha pasado inadvertido en los últimos encuentros. No son los únicos que han dado un bajón en su juego. Rosales, Antunes o Castillejo son otros ejemplos de titulares venidos a menos. Con todo ello, el equipo ha perdido fortaleza, frescura y recursos a nivel colectivo.
Pero también hay motivos para la esperanza. La llegada de Javi Guerra es un ejemplo. El jugador veleño ha sido titular en los últimos dos partidos oficiales y su presencia se nota ante la baja de Santa Cruz. Se nota porque es un delantero centro a la antigua usanza, fija a los centrales, juega bien de espaldas y tiene gol. Debe dar mucho en la segunda vuelta del campeonato, en la que el Málaga peleará por la séptima plaza siempre que recupere el nivel de la primera vuelta.