Jesús Gámez se puso otra camiseta por primera vez en su vida en La Rosaleda. Como ya confesó en los días previos al partido iba a ser un día especial y esperaba tener el cariño de Martiricos. Sin embargo, su regreso fue vivido con división de opiniones, aunque prevalecieron los pitos en algunas de sus intervenciones durante el choque, sobre todo en la primera parte.
Más indiferencia hubo cuando su nombre fue nombrado por megafonía, donde se escucharon leves aplausos, pero en el primer balón que tocó arreciaron los silbidos que tuvieron varias repeticiones en otras fases del partido. A Gámez pareció motivarle y cuajó uno de sus clásicos partidos con intensidad e interviniendo directamente en los dos tantos colchoneros, en el primero sacando de banda y en el segundo centrando a Griezzmann. En defensa se las tuvo que ver con Samu y con un entonado Rosales. Los pitos perdieron intensidad en la segunda parte, aunque persistieron todo el encuentro.
La Rosaleda le achaca su salida este verano al conjunto rojiblanco, aunque conviene recordar que se fue buscando un nuevo reto profesional al campeón de Liga, percibiendo los mismos emolumentos e incluso perdonando dinero, además de tratarse del segundo jugador con más partidos en la historia del Málaga CF.