En el fútbol hay equipos y aficiones que se caen bien. Un ejemplo es el Málaga y el Sporting, que ayer volvió a Primera División tras perder la categoría, precisamente en La Rosaleda en 2012. Por eso, y por otros motivos que prendieron en la historia reciente de ambos clubes, la gran mayoría del malaguismo se alegró este domingo por el regreso del equipo gijonés a la élite.
El inicio del cariño recíproco que ambos clubes, equipos y aficiones se tienen surgió cuando los dos ascendieron de la mano a Primera en la temporada 2007/2008, una campaña larga y que se definió en la última jornada. El Málaga y el Sporting ganaron al Tenerife y al Eibar y empataron a 72 puntos para subir como segundo y tercero, respectivamente. Fue un viaje conjunto y con guiños comunes contra el otro aspirante, la Real Sociedad. El Sporting sumaba diez años consecutivos en Segunda, mientras que el Málaga solo estuvo dos en el infierno antes de volver.
Los lazos de entonces estaban también en los banquillos, jugadores y cuerpo técnico. Muñiz, entonces preparador blanquiazul, se había hecho hombre en el Sporting, que entrenaba un tipo querido en el malaguismo como Manolo Preciado, del que precisamente este fin de semana se cumplieron tres años de su muerte por un infarto. Iván Hernández o Diego Castro tenían pasado blanquiazul, mientras que en el vestuario del Málaga había un embajador sportinguista, el masajista Marcelino Torrontegui, cicerone en todos los desplazamientos a Asturias y buen amigo de Quini y otros pesos pesados del equipo de El Molinón.
Era precisamente ‘Torron’ uno de los más felices anoche. “Enhorabuena al Sporting y a toda su afición por el ascenso, siempre fuisteis de Primera”, escribió en su perfil de Twitter, lugar donde se vieron felicitaciones de otros colectivos y aficionados blanquiazules. Porque la historia, caprichosa, quiso que el Sporting bajara años más tarde en La Rosaleda. Fue un partido histórico porque el Málaga ganó 2-0 y se clasificó para la Champions, pero mandó a Segunda al cuadro rojiblanco. La sinergia entre ambas aficiones fue palpable antes, durante y, sobre todo, después de aquel partido, cuando los aficionados malaguistas les prestaron su hombro a los gijoneses con aplausos y vítores de ánimo. “¡Sporting es de Primera! ¡El año que viene, volvéis a ascender!”, se escuchó aquella noche de contrastes (en el vídeo superior). Y ayer domingo se obró el regreso, el Sporting ganó en el Villamarín (0-3) y el Girona tropezó contra el Lugo. Sporting es de Primera, el malaguismo sonríe. Será bonito volver a Gijón.
Sin olvidar a Ismael Diaz que entrenó al Malaga en la 97/98 y venia del Sporting B