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Enemigos íntimos de Mestalla a Martiricos

F. Godoy

Suena tan lejano que parece que nunca pasó, pero las relaciones entre el Málaga y el Valencia se tensaron como la crisis de los misiles de Cuba. Una guerra entre entidades y dirigentes desatada por la fulgurante llegada del jeque Al-Thani a la entidad costasoleña y la afrenta de meterse en el lobby de candidatos a Champions, que antes parecía un coto cerrado de un par de clubes o tres que podían opositar.

Aquel Málaga de 2011 molestaba a Atlético, Villarreal y Valencia precisamente porque su poderío (fugaz y artificial, pero entonces no se sabía) ya no sólo le permitía 'levantarle' novias, es que se las podía llevar de sus casas para ocupar un hueco en el harén de Al-Thani. Que se lo digan al Valencia, que primero se tomó a guasa el interés por Joaquín y al poco vio como Ghubn daba orden de firmar a cualquier precio a Isco Alarcón.
Esto segundo desató una guerra importante. El Valencia tampoco pasaba por su mejor momento insititucional y encima en el banquillo tenía a Unai Emery, un hombre (debate de éxitos o capacidad aparte) que rara vez en su carrera no ha estado discutido. Encima en el entorno ché no comprendían cómo no podía darle la alternativa definitiva a la perla de su cantera, Isco, un niño de la calle Las Flores del Arroyo de la Miel, con un talento descomunal.
Todo, metido en una coctelera, desembocó en situaciones rocambolescas, declaraciones absurdas (en ambos focos del Mediterráneo, siendo justos) y un final cantado: Isco terminaría siendo blanquiazul. El Málaga ya sabía que ejecutaría la cláusula y que mejoraría los emolumentos de un chico que enamoró al otrora vicepresidente malaguista jugando con La Rojita. El Valencia terminó aceptando la realidad y vendió a Isco al Málaga por 7 millones de euros (su cláusula era de 6, pero se suele dar esta práctica entre algunas entidades por cuestiones de IVA y otras cuitas).
Sin embargo, la herida no terminaba de cicatrizar en Valencia, que aprovechó la mala praxis malaguista para plantar una denuncia. Porque también conviene recordar que el Málaga tenía dinero y hacía ostentación de ello, pero a la vez ensució continuamente su nombre incumpliendo plazos de pago casi como mecánica de vida.
En esos tiempos ganó peso en la entidad el malogrado José Carlos Pérez, que lejos de huir de polémicas, siempre fue lenguarar y decidido. Le gustaba hablar alto y claro. En su día dijo esto sobre el retraso en el pago de la cláusula de Isco y la posterior denuncia valenciana. El tono era amenazante: "No entendemos la forma de actuar del Valencia. Se trata de un tema burocrático que no debe tener importancia, porque todas las transferencias son complicadas y más ahora que estamos en pleno Ramadán y está todo muy parado. El presidente y el vicepresidente estaban perfectamente avisados, así que no sé por qué se las dan de sorprendidos. Para sorprendidos nosotros, que sólo unas horas después de que se cumpliera el impago ya teníamos la denuncia puesta. Eso no es de un club serio y señor. Eso no lo hace un grande, lo hace un equipo barriobajero. Las relaciones con el Valencia están rotas".
No se quedó ahí Pérez, que añadió: "El Valencia lo ha hecho para dar por culo, seguro. Parece que les da rabia que les hayamos quitado a Isco y Joaquín. Se tienen que dar cuenta de que estamos en un mercado y si tenía una cláusula tan baja, que se la hubieran subido, era asunto suyo. Parece que les sienta mal que este club pueda aspirar a ese tipo de jugadores. No es normal que, habiendo recibido cuatro millones de euros al contado y en el día por Joaquín, ahora se cabreen por unos días de retraso en el pago de Isco".
No sería la última vez, todo lo contrario. Eso sí, el Valencia despejó al córner y emitió un comunicado oficial en el que aseguraba no querer polémicas con el Málaga. El fuego llegó a las aficiones y también a los medios. Pero el tiempo calmó la tempestad y esta rivalidad se fue mitigando a medida que el Málaga del jeque perdía fuelle y el Valencia recuperaba algo de su estatus.
Curioso, que menos de un lustro después, aquel entorno che tan crítico y duro con el Málaga, haya sido condescendiente con los problemas propios, que no han sido pocos. Como también resulta curioso que uno de los mayores enemigos que ha tenido el 'jequismo' en España, se haya entregado a pecho descubierto a los millones de Peter Lim. Ya lo cantaba Rubén Blades, la vida te da sorpresas...

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