Es Noticia
Málaga
1-2
Barcelona

Gracia se doctora con derrota

Juanpi, celebrando el empate a uno.
F. Godoy

Del marcador habla cualquiera. Gana el Barcelona al Málaga. Tampoco es muy novedoso. Despojados de esa cuestión, el fútbol dijo otra cosa. Primero, que Javi Gracia se doctora ante los grandes. De nuevo un planteamiento exquisito y sin necesidad de llevar el partido a la violencia. Intensidad sí, pero con guante blanco. Y aplauso para los futbolistas, que se dejaron la vida en cada acción.
No se puede sino aplaudir al Málaga, que hizo todo lo que estuvo en su mano y quizás mereció al menos un punto. Pero podrán contar cualquiera de los protagonistas con orgullo que ellos sabían como parar a un equipo histórico, un equipo al que le temblaban las piernas más cuando enfrente había un jugador blanquiazul que en el Allianz Arena o el Bernabéu.
En poco más de un minuto el Barcelona ya se había adelantado en La Rosaleda. Empujó Munir un balón patoso de Luis Suárez. Al diablo las pizarras y cualquier plan esperado por Gracia. Error. Intacto el plan blanquiazul, que fue a morder al Barcelona a su propia casa. Pasaba más tiempo en campo rival que en el propio. Y lo culés apenas se hallaban en el césped, intimidados, incapaces de trenzar dos pases, siendo imprecisos y con tremendos nervios para sacar el balón de atrás.
Y el Málaga está en un momento que huele la sangre. Fue, fue, fue y al final derribó el muro de Bravo. Amenazó con llegadas, con un tímido cabeceo de Cop, con un tiro mordido que besó el poste y con una acción de Charles en la que le pudo la agonía. El delantero, tras un robo, prácticamente le quitó el balón a Juanpi de los pies, se metió en el área y cuando iba a matar, fue derribado. Clos Gómez consideró que fue simulación. Desde la televisión muchos malaguistas veían penalti.
Pero tenía una deuda el brasileño, sobre todo con el venezolano. Y compensó con un 'robo-pase orientado' para un Juanpi que cuajó una actuación sensacional. El vinotinto, ayudado por Mascherano, puso el empate, que era lo mínimo que se merecía este equipo y también Gracia, que se doctora (más allá de resultados) con los grandes.
Ahí el Barcelona tuvo un tironcillo y anduvo cerca de recuperar el cetro del marcador. Pero Kameni hizo un paradón a Munir y en el rechace Miguel Torres sacó casi bajo los palos un gol cantado de Leo Messi. Pero eso no amedrentó a los malaguistas, que cerraron la primera parte buscando un tesoro mayor.
La energía, sin embargo, de los 45 minutos anteriores era imposible de igualar. Se notó desde el arranque, algo tibio y en el que el Barcelona aprovechó para adelantarse de nuevo. Aprovechó un desdibujado Messi para definir solo ante Kameni. Remate estético, de volea. Demasiado cerca para un Kameni que hizo lo que pudo pero lo que pudo no fue suficiente.
Sin embargo, sin ser lo visto en la primera, el Málaga continuaba complicando la vida a un Barcelona canchero, que aprovechaba cualquier excusa para arañar segundos porque se veía superado por el rival. Rondó el empate el conjunto malacitano, con una doble ocasión de Camacho y Cop o un tiro con la zurda de Rosales tras un control orientado de mucha categoría. Y se asomaría alguna vez más a la zona caliente culé, sin éxito no obstante. El Barça hizo poco más, un disparo de Messi que Kameni logró abortar y pare usted de contar.

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