Cuando Uche la lió en La Rosaleda

En mayo se cumplirá una década de la exhibición que Uche, nuevo jugador del Málaga, ofreció en La Rosaleda. Eso sí, el rival no fue el primer equipo sino el filial, que por entonces militaba en la categoría de plata. Aquel Málaga B, entrenado por el Lobo Carrasco, apuraba sus últimos cartuchos para esquivar el descenso mientras el Recreativo de Huelva peleaba por el primer puesto de la tabla. Un duelo decisivo que desequilibró el nigeriano de manera brillante.

Los dos goles llegaron en el primer tiempo. Abrió la lata resolviendo de primeras, como los grandes, colocando el interior y ajustando a la escuadra, pero la maravilla llegó en el segundo. Uche bajó un balón largo y lo aguantó ante todas las embestidas de la defensa blanquiazul. Se revolvió y cuando parecía estar escorándose demasiado al costado derecho, soltó un latigazo al palo corto, directo a la escuadra de Nauzet. Ikechukwu Uche bailaba por segunda vez en el córner de Martiricos. A la larga no pudo ser más importante dicha actuación, pues el Recre se hizo con el liderato y no lo dejó, logrando así el ascenso a Primera División y con el joven ariete, por entonces con 22 años, consolidado como pichichi de la categoría con 20 goles.
Dicha actuación, en el partido en concreto y en la temporada desde un punto de vista global, no pasó desapercibida para la secretaría técnica blanquiazul. Necesitado de savia nueva tras el catastrófico descenso a Segunda, con Marcos Alonso a la cabeza, se trató de convencer al jugador pero eligió disfrutar de la Primera con el equipo que se había labrado el éxito. Ocho goles en su debut en Primera con el Recreativo fueron la carta de presentación en una carrera que se prolongó ocho temporadas más en la máxima categoría y una en Segunda. A la segunda y en Primera, así será la definitiva venida de Uche al Málaga, con el anhelo de los éxitos pasados y la esperanza de repetirlos durante su cesión.