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La Copa América no sirvió de escaparate

ElDesmarque

Las citas con las selecciones suelen servir para que los internacionales de los equipos, en un gran número de casos, suban su caché y su cotización en el mercado. La Copa América, por ejemplo, suele ser un escaparate magnífico. Pero esta Edición Centenario no lo ha sido en absoluto para los jugadores del Málaga presentes.

El caso más sangrante es el del Memo Ochoa, que se llevó siete tantos en la eliminación humillante de México ante Chile. El portero había estado bien ante Jamaica, a quien se midió en la fase de grupos, pero le tocó vivir uno de los mayores bochornos de la historia de su país (futbolísticamente hablando). La Copa América, a la que llegaba después de un gran fin de temporada en el Málaga, debía servir para terminar de reflotar su figura, que alcanzó su techo tras el Mundial de Brasil y se fue desinflando durante año y medio de ostracismo de blanquiazul.
Otros dos que llegaban francamente bien a esta Copa América eran los venezolanos Roberto Rosales y Juanpi Añor. El primero comenzó como titular y jugando bien, pero se lesionó ante Uruguay y eso le cortó las alas. En el caso del mediapunta, sólo ha jugado poco más de media hora (ante Argentina en la eliminación). Se esperaba mucho más. Su segunda vuelta con el Málaga fue muy buena y durante el año tenía minutos y protagonismo en la vinotinto. Pero llegó la competición y Dudamel no le dio bola. El que ni siquiera se estrenó fue Mikel Villanueva, aunque en el caso del defensa del Atlético Malagueño, era algo más previsible.

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