El fugaz paso de Juande por el Espanyol

En el verano de 2002 y después de haber clasificado a un recién ascendido Betis para jugar la Copa de la UEFA, Juande Ramos, con Juan Ramón Muñiz como segundo, decidió fichar por el Espanyol. No fue una negociación fácil. Parte de la cúpula perica apostaba por el que había sido técnico hasta entonces, Paco Flores. Otra parte pretendía la llegada a Barcelona del manchego. Después de arduas negociaciones a dos bandas y de prometerle al hoy preparador del Málaga un proyecto ambicioso, Juande aterrizó en el Espanyol.

La pretemporada no arrancó con buen pie, los fichajes prometidos en un principio al técnico no llegaban y la situación se fue enquistando con el paso de las semanas. Farinós, entonces en el Inter, era una de las promesas estrella de la directiva perica. Pero el medio salido de la cantera del Valencia nunca aterrizó en Barcelona. En cambio, sí lo hicieron Boghossian, Domoraud, Manninger o Amaya, quienes no colmaban las expectativas de Juande.
La relación con los dirigentes espanyolistas se fue degradando con el paso de los días y las diferencias entre el entrenador y sus superiores se hicieron abismales. En ese clima de guerra fría entre el banquillo y los despachos arrancó el Espanyol la temporada. Cuatro derrotas y un empante ante el Sevilla (0-0) fue el botín que consiguió el conjunto blanquiazul con Juande al frente en las cinco primeras jornadas. En la víspera del sexto partido de Liga ante el Recreativo, con el Espanyol y los onubenses colistas con sólo un punto, Juande se despachó a gusto en la sala de prensa contra la directiva.
Una sonora rajada que provocó una crisis que desembocó en la suspensión de sus funciones al técnico. Ramón Moya asumió el liderazgo del equipo a horas de medirse al Recreativo (ganaron los catalanes 2-0) y Juande pasó a ser historia en el Espanyol. Eso sí, su rescisión acabó con la intervención de los abogados. En el equipo de juristas del hoy entrenador del Málaga destacaba Miguel Cardenal, hoy Secretario de Estado para el Deporte. Meses después, Juande aterrizó en La Rosaleda para liderar una temporada brillante y cargada de alegrías para el malaguismo.